En los inicios de la época de la repoblación se cita el Molar de San Esteban. No puede tener nombre más apropiado para la zona triguera de esta tierra del pan, en que se asienta. Dada la importancia de la carretera que pasa a su vera, antigua calzada romana de Astorga a Cesaraugusta, no hay duda de que su molino le daría importancia y se puede considerar, entre otras, la industria harinera el origen de su caserío.

En los libros consultados de Vidayanes y Revellinos, así como de las parroquias de Villalobos y el libro Becerro de los Pimenteles se anota el despoblado de Villanueva la Seca. Parece ser que estaba asentado a poco más de un kilómetro de San Esteban y junto al Camino Real y que desapareció entre 1668 y 1705. Que Sant Stephano del Molar, tiene mención en cuanto se comienza a administrar esta parte de Tierra de Campos con las nuevas pueblas. Inmediatamente entran a formar parte del mismo los pertenecientes a la familia Osorio, parientes generalmente de los Reyes de León o Castilla, y en principio, parece que sólo como grandes propietarios, más tarde como delegados del Rey, y posteriormente como Señores.
En la historia referente al Convento de Santa Cruz de Villalobos se lee que ya en 1384 existía San Esteban del Molar. En el estudio efectuado sobre el arciprestazgo de Villalobos se dice así: "Fundado en 1384 por D. Fernando Rodríguez y su esposa Doña Inés de la Cerda, hija de D. Alfonso, que otorgaron el 20 de diciembre del referido año 13.000 cuartos de viñedo, 50 cargas de trigo, que tomaron los fundadores a préstamo de San Esteban del Molar y Villanueva la Seca. 200 maravedises para carne, pescado y vestuario de 12 monjas y la Abadesa; en el Burgo, camino de Velilla, donde llaman corredera y sus palacios para el convento". Aprobó la fundación Clemente VI.
Con estos datos tan escuetos, sin embargo tenemos los suficientes para referenciar en algo la existencia de San Esteban. Su parroquia era de patronato laical. Los derechos de diezmería se repartían entre el Marqués de Astorga, que era el Señor de la villa y el cabildo de León. Las tierras estaban en régimen de encomienda. Y al ser esta de la familia de los Osorios se entronca con Valencia de Don Juan, Valderas, Villalobos, Ponferrada y Tábara.
Virgen Santa de Candelas,
Madre de Dios soberano,
ampara a este tu pueblo,
que se ve necesitado.
para pedir agua.
Cristo de Misericordia,
dulcísimo redentor,
por vuestra pasión y muerte,
gracias te damos señor.
Ay que tesoro tan grande,
tenemos en San Esteban,
con este Bendito Cristo,
y la Virgen de Candelas.
Terminan los ejercicios,
de este santo novenario,
en vuestra misericordia,
esperamos confiados.
Nuestras vidas te ofrecemos,
nuestras obras y trabajos,
y el corazón que tenemos,
buen Jesús también te damos.
Por tu pasión y tu muerte,
rogamos manso cordero,
dirijáis una mirada,
por este querido pueblo.
Gracias te damos señor,
reverentes te adoramos,
y tu nombre confiamos,
en esa sagrada cruz.
Oh glorioso San Isidro,
patrón de los labradores,
no dejéis sin recompensa,
sus trabajos y sudores.
La cofradía de Santa Cruz y San Adrián tienen su primer libro de cuentas fechado en 1678. Comienza de este modo "Siendo cura el Licenciado, Manuel de Lera, mayordomo, Esteban Rodríguez y alcalde del lugar Alonso. En la villa de San Esteban del Molar a diez días del mes de febrero de mil y seiscientos y setenta y ocho años ante el señor Licenciado Diego Herrero, arcipreste de la villa de Villalobos y su arciprestazgo y por ante mí"... La primera visita episcopal efectuada en 1679 la hace Don Rodrigo de Prado, Visitador General y Delegado del Sr. Obispo D. Juan Álvarez Osorio, Obispo de León.

Por este libro de cuentas se aprecia la intercomunicación entre los párrocos ya que se citan en sus actas a párrocos de dos Iglesias desaparecidas en Valdescorriel y en Villalobos. Estas son la de San Pelayo y San Félix respectivamente.
Esta cofradía gozaba de buen número de hermanos y además sus arcas estaban bien abastecidas. Así en 1730 hay una minuciosa cuenta de los gastos efectuados en adecentar su ermita.
Por el libro de Tazmías, sabemos la distribución de diezmos, que era a partes iguales entre el párroco de la localidad y los canónigos de León. Estos consistían, en trigo, mora, centeno y cebada. Además se percibía vino y uva. En legumbres se recogían, garbanzos, cantudas y algarrobas. En animales, pollos, cerdos, corderos y también lana y queso.
Su vida parroquial era intensa y contaba con numerosas capellanías. La de Quinta Angustia, mayor; San Miguel; Quinta Angustia, menor; Animas; Nuestra Señora del Rosario; Sta. Catalina; San Antonio.
Por el libro de Apeos de la Cofradía a San Roque se intuye la existencia de varios despoblados. En este libro [pág.13] se cita el despoblado de Villanueva la Seca y se llama "agregado a San Esteban". Igualmente se cita [reverso pág.14] "á do dicen el poblado", "corral de piedra". También en la misma página se indica "a do dicen San Adrián el Viejo". Y el despoblado "del Camino Real".
No termina aquí el rosario de despoblados citados sino que además se anotan "el despoblado de San Roque" y cañada del "despoblado del Nial" [reverso pág.17].
Cristo de Misericordia,
con humildad te pedimos,
nos des un socorro de agua,
y Tú nos lo has concedido.
Por el libro primero de la cofradía de la Cruz sabemos que su ermita era de 1731. En 1817 se vende la teja de la misma, porque amenaza ruina. En 1824 se vende la parte vieja. Esta ermita tuvo apenas un siglo de existencia. Ocupaban los suelos que están situados en la bifurcación de la calle del Reguero con el Camino de Valderas, y que se vendió en 35 ptas. de plata y oro a Vicente Blanco Pastor 14-XII-1889.
Para conocer un poco más las costumbres del lugar, la parroquia pagaba a la Iglesia de Villarrín todos los años una fanega de trigo, para el "voto de Santiago".
En los libros de cuentas se anota la subasta del cerdo, que los vecinos acogían y criaban entre todos, llamado el de San Antón y un corral que lo llamaban el corral del gallo. Aparece también en 1901 una ofrenda que se llama de la cuba y la bodega de "los misereres".
La antigüedad de la Iglesia parroquial no se puede constatar. En el año 1775 se reparó la Capilla Mayor, se levantó más la Iglesia y se le abrieron luces. La torre parecer ser que fue más ancha y de forma de fortaleza. Parte de la piedra se empleó en "el circuito" alrededor de la misma. Se completó con ladrillo en 1833 y se terminó en 1926 con chapitel de chapa, que puso un "saltarín" y al terminar hizo "número de circo".
La escalera de la torre se hizo en 1830. En el libro de Fábrica, de 1815 a 1898, [reverso pág.50] se dice "359 reales costó el tablado de la torre con inclusión de madera, clavazón, manos y compostura de mazas de campanas, según recibo del Maestro Marcos Pastor".
En este libro de Fábrica, [pág.1] hay una nota, que dice, "El foro que cobra esta fábrica llamado Villarrín es de esta forma, D Pantaleón de Prado paga seis heminas y dos cuartillos de trigo con que están pensionadas unas tierras, que compró Don Rafael Pantigoso a Manuel de Vega en Villarrín y dos heminas menos dos cuartillos con que la mismas tierras están gravadas las paga hoy Diego Escapa, marido de Juliana de Vega, vecinos de Otero, heredad de Manuel de Vega por quien le corresponde pagar. Así consta de la venta hecha a favor de D. Rafael Pantigoso la que se hallara en el oficio de D. Felipe Vitacarros, escribano de Villafáfila en el protocolo del año 1789".En este mismo libro se indica la fecha de construcción del primer cementerio. Fue en 1834. Para ello cedió los terrenos, por el importe de 132 reales el Mayordomo de la Iglesia de aquel año Don Antonio Álvarez [pág.95] y se pagó la cantidad de 1.201 reales por "la tapiería" y costó "el capeo" de las tapias 120 reales. Este cementerio se hizo siendo párroco Don Santos Romero y el primer cadáver en él sepultado es el de Francisca Costilla.
Como podemos apreciar los antepasados en esta parroquia anotaban con minuciosidad todos los acontecimientos, gracias a ellos hoy podemos revivir el pasado soterrado en los campos o dormido en los legajos de los archivos.
Dos datos más, todos los pueblos en el pasado siglo tenían un pendón, que llevaban con orgullo a las procesiones. Los feligreses se acogían a sus colores, como el guerrero se acoge al abrigo de su bandera. En 1816 compran el pendón que cuesta 158 reales el asta, 109 reales se pagó al sastre que lo compone; 29 reales cuesta el forro y la seda. Se dice [pág.32] "2.101 reales, que importó el pendón nuevo que se compró para la Iglesia". El viejo lo destrozaron los franceses y además se llevaron 24 fanegas de pan de la panera de los diezmos [reverso pág.7]. Otro dato más y ya será el último, es que la Capilla Mayor hubo que desmontarla, lo que costó 308 reales, 18 costó la compostura de la reja de la Capilla Mayor y 80 el agregar la piedra para ella.
En la Iglesia parroquial se le da al culto al Cristo de la Misericordia y año tras año se renueva un voto centenario, que el día de su fiesta se escucha y acepta por todos los vecinos y que dice así: ⇒ Seguir leyendo...⇐
San Esteban del Molar, Muñoz Miñambres - © 1983
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