Martín C.


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Rompiendo el Silencio
Martín Costilla Barrero

Se van muriendo los pueblos
de mi Castilla del alma:
no cantan los ruiseñores,
sólo tañen las cigarras
sobre los campos de ocre
anegados de cizaña.

¡Ya no cantas labrador!
¿Dónde escondes tu tonada,
que hablaba de amaneceres
y de estrellas plateadas ?
Tus manos – sarmientos secos –
ya no sirven para nada.

La llegada del progreso
entristeció tu mirada,
y ya sólo he de esperar,
que esta tierra desolada
recupere su vigor
y yo vea tus pisadas.

No tengo ni hoy, ni mañana,
pero tengo la esperanza:
que los campos de Castilla
recuperen su pujanza
y ver flamear al viento
su prestigio sin tardanza.

¡Qué penita me da ver
tantas cancelas cerradas,
esperando que una voz
les diga : “Mi Casa Amada”¡

Vivencias

Para todos aquellos con los que compartí mis vivencias de infancia en San Esteban del Molar.
De manera especial a los que ya no están: Neme, José, Merín, Clemen, Ananías, Julito, Sinesio, Castín y...
Tantos otros. Para todos ellos, mi recuerdo Emocionado.

Pido a gritos la Moviola,
la Moviola de la Vida,
y recuperar vivencias,
que hace tiempo están perdidas.

Mis vivencias de la infancia,
entre gritos de alegría,
en las polvorientas calles,
del pueblo donde vivía,
al lado de mis amigos,
al lado de mi familia.

Quiero volver a sentir
las miradas de Mi Gente,
que a causa de mis estudios
tanto tiempo tuve ausente.

En esas noches de insomnio
- cuando la niebla me cubre -,
hay parte de mi pasado,
que la memoria descubre.

Recuerdos de aquella escuela
que D. Bernardo regía,
y la salida al recreo
entre gran algarabía.

Y nuestro juego al “pillao”
allí junto a “la laguna”,
símil de liebre y galgos,
que corren todos a una.

Y esas nubes de chiquillos
- que vencejos parecían -,
gritan corriendo en las calles,
grabados en mi retina.

Quiero ver en tu pantalla
- moviola de nuestra vida - :
Las preciadas alboradas,
que con deleite vivía.

Los partidos de pelota,
en el “trinquete” que había.
Las faenas del verano,
que viví con alegría.

Las tertulias con los padres
en nuestra vieja cocina.
Los baños en el estanque
de nuestra huerta perdida.

Las “canteas” con “terrones”
- modelos de puntería -,
que dejaban sus secuelas,
y de las que presumías.
Aquel cigarro a escondidas
en las bodegas vacías.

Y un sinfín de vivencias
que estaban como dormidas,
que me permiten seguir
este tramo de mi vida.

Casaseca de las Chanas, 01 de julio del 2012. Martín Costilla.

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Ya no cantan los niños

Ya no cantan los niños
por las callejas...
Se han callado las risas,
porque no hay fiestas.

Se ha quedado vacío
mi pueblo amado;
ni siquiera recuerdos
le van quedando.

Se marchó la alegría
a la alborada
con los únicos mozos
que nos quedaban.

Ya no existe verano,
todo es invierno,
todo sienes nevadas,
todo silencio.

Van quedando muy solas,
- en el olvido -,
todas esas personas
que yo he querido.

Zamora, 09 de febrero de 1993. Martín Costilla.

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Tierra de Campos

Son los campos de mi tierra amada
como viejo sayal de campesina,
teñido en estameña plateada,
cosido con la seda florentina.

Tu cara cada vez más arrugada
en pos de la vejez triste camina,
cansada, denostada, abandonada,
exangüe, macilenta y mortecina.

Yo quiero ver llegar la Primavera,
qué haga florecer las ilusiones
y llene de alegría la pradera.

¡Qué vuelvan a latir los corazones,
que iban tras la rústica mancera
rompiendo su sayal en mil jirones!

Venialbo, 26 de diciembre de 1993. Martín Costilla.

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No me Olvidéis

Para que los que hemos nacido en San Esteban del Molar, al menos de
Forma Virtual, recordemos un próximo pasado próspero y feliz de nuestro pueblo.

De rústica y vetusta arquitectura
de arcilla que endurece el sol de estío,
malvives y te mueres “pueblo mío”
muy lejos del progreso y la ventura.

Tu campo floreciente en la llanura,
por falta de tus mozos, hoy baldío.
Más nunca tú has perdido el señorío
a pesar de que el olvido dura y dura.

Tus casas, hoy, trocadas en lamentos,
fueron, en el pasado, la morada
de gentes muy felices, varios cientos.

Silente empieza a ser tu madrugada,
las risas y la vida están ausentes,
camino de tu última jornada.

Martín Costilla, 12 de mayo de 2016.

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Silencios

Por las polvorientas calles
de un pueblecito olvidado,
ríen y corren los niños
en mis recuerdos pasados.

Y veo a seres queridos,
con los que tanto he gozado,
que desfilan en silencio
pues la vida se ha apagado.

Sólo quedan los recuerdos
con los silencios mezclados,
mientras exista esa llama,
que nos ensambla al pasado.

Cuando se empina la cuesta
y las fuerzas van fallando,
me alimenta la memoria
de aquellos tiempos pasados .

Es tan fuerte mi deseo
de recordar el pasado,
que me suponen vivir
en los recuerdos varado.

Si la moviola pudiera
revivir tan grata etapa,
que feliz me sentiría
y que contenta mi alma.

Zamora 20 de enero de 2017. Martín Costilla.

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Romance para mi caballo “Gitano”

¡Cuántas veces te recuerdo
“Gitano” de nombre y vena,
potrilla que destetaron
y que llorabas de pena!

Mi padre se enamoró
de aquella bonita estampa
y ni lo dudó un momento
en llevarte a nuestra casa.

Te ha cogido del ramal,
y tras larga caminata,
se ha presentado, ya tarde,
con la compra inesperada.

Aún recuerdo emocionado
aquella cara asustada,
rodeado de unos niños
que tu cuerpo acariciaban.

Creciste alegre y feliz
en ésta, tu nueva casa
rodeado de mil mimos
que aquellos niños te daban.

Fuiste un caballo precioso
que lo mismo galopabas,
que tirabas del arado,
o en la era te afanabas.

Parecías muy contento
trabajando en nuestra casa,
aceptando sacrificios
y siempre alegre tu cara.

Yo, al llegar con vacaciones,
era visita obligada
acariciar Mi Gitano
y presenciar su mirada.

Eras un ser entrañable
que viviste nuestra infancia,
que sentías los problemas
de aquella que fue tu casa.

Los años fueron pasando
y la vida cambió rauda.
Vives como un jubilado
en tu molino del alma.

Jamás podrías pensar
que mi padre te vendiera
a pesar de tus relinchos
y que tú le reprendieras.

Te recuerdo aquella tarde
subido a la camioneta
cuando al pasar por tu casa
levantabas la cabeza.

Tus relinchos de reproche
al despedirte de casa
aún los conservo intactos
en los arcanos del alma.

En esas noches de invierno,
cuando el sueño se halla ausente,
va galopando Gitano,
como un niño, alegremente.

Casaseca de las Chanas, 30 de Noviembre del 2008. Martín Costilla.

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Remembranza

Prendido tu recuerdo en el olvido
por años y vivencias lacerado,
descansa en el pasado ya varado
aquel retazo del vivir perdido.

A veces en mi sueño, sorprendido,
encuentro los detalles que he olvidado,
al punto, que el dolor me ha despertado
sintiéndome cansado y dolorido.

Infancia del recuerdo, vaga sombra,
que habitas el jardín del pensamiento
herida por la luz de la alborada.

Hoy duermes tu pasado en blanda alfombra
mecida por un tímido lamento
huyendo del recuerdo, amortajada.

Casaseca de las Chanas, 08 de julio del 2008.

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¿Por qué tanto daño?

Sobre los campos terrosos
flota un aire de tristeza,
porque un joven inocente
dio su vida a las estrellas.

Aquella infancia de risas
junto a tus padres y hermanos,
se la fue llevando el viento
con forma de ser humano.

La vida, con él tacaña
en caricias y alegrías,
fue maltratando su mente
poco a poco, día a día.

Si no te hubieras callado
tus problemas personales.
Todos hubieran buscado
solución para tus males.

Pues así has castigado
- aunque tú no lo pretendas -,
a tu madre y tus hermanos
que ya nada les consuela.

Sin causar a nadie daño
como siempre fue tu lema,
soportaste el desprecio
dando fin a tu problema.

Más los seres que rebosan
su tamaña iniquidad
no se pueden merecer
tu gesto de dignidad.

Quiero pedir para tí
la moviola de la vida
y poder volver a ver
tu compañía querida.

Mario, si yo pudiera
que recobraras la vida...
sería el ser más feliz
al darte la bienvenida .

Lo único que nos queda
a todos tus familiares,
es que puedas descansar
de tantas penalidades.

Junto a tu padre y tu hermano,
recordareis, Muy Callados,
aquellos tiempos felices
vividos en el pasado.

Sólo queda la esperanza,
en medio del desconsuelo,
que te volvamos a ver
quizás un día en el Cielo.

Y tú, Malvada Mujer,
- culpable de nuestra pena -
que los Idus de septiembre
te aten con su cadena.

Y que pagues para siempre
la muerte de mi sobrino.
Maldecimos - Para Siempre -,
Encontrarte en el Camino.

Martin Costilla, 16 Septiembre del 2007.

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Por la sirga de la vida

Aquella juventud que ya se ha ido
recuerdos y vivencias me regala,
y tiempo del otoño me señala
a punto de acabar mi recorrido.

Estoico aguardaré, sin un gemido,
erguido yo camino a la antesala
al toque de corneta y funerala,
seguro de cumplir mi cometido.

La sirga queda henchida de jirones
de risas y de penas que he vivido,
así como frecuentes decepciones.

De nada yo me voy arrepentido,
más dejo en el camino decisiones,
que por ser un buen hombre yo he perdido.

Zamora, 24 de noviembre de 2014. Martín Costilla.

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Monacatus

A Oña con el Círculo hemos ido
cruzando la campiña castellana,
otoño y sementera en la besana,
y orgullo de esta tierra hemos traído.

Hermoso es tu pasado que ha latido
envuelto en un tañido de campana
y efluvios de la brisa en la solana;
tú, Amada Tierra donde yo he nacido.

Lejanos horizontes, libertad,
sayal de ocres y verdes combinados
a golpes del arado y de la azada.

Te espero cuando llegue la alborada
y alumbre tus riberas y collados,
camino de tu afán de eternidad.

Septiembre de 2013. Martín Costilla.

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Poema de ida a Oña

Vetusto Panteón, fuiste el primero
en alojar los Reyes de Castilla
en este viejo Monasterio, austero,
usando con honor esta Capilla
.

Decano panteón de Mi Castilla
de Reyes y de Condes recordados,
hoy cuerpos convertidos, ya, en arcilla
en tiempos con honores desposados.

Arcano del recuerdo, maravilla,
que en este Monasterio estáis finados
aquí en San Salvador, en la capilla,
al margen del bullicio, retirados.

No habrá ni atardeceres, ni alboradas,
ni noches de placer, ni cacerías,
ni pasos de soldados y mesnadas.

Mezcolanza de Sanchos y Garcías
que yacen en su última morada
afines a recuerdos y elegías.

Septiembre de 2012. Visitando Monacatus. Martín Costilla.

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Poema de regreso de Oña

Si el Eterno os devolviera el alma,
que alojó vuestro cuerpo castellano,
Nuestra Tierra, obtendría la palma
recobrando un prestigio lejano
.

Apenas las secuelas del pasado
denotan hoy tus muros milenarios,
la incuria de los hombres, los agravios,
que en callado sufrir has superado.

Monacatus, visitan con agrado
los más agnósticos e impíos
prendados de tu arte y señorío
aquí en San Salvador, hoy, despoblado.

En el pasado, referente fuiste,
el Ora Et Labora divulgaste,
y sello de cultura tú pusiste.

En Oña tu prestigio recobraste,
y hoy, abrir tus puertas consentiste
para esta multitud que tú esperaste.

Septiembre de 2012. Martín Costilla.

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Para ti, Madre Anónima

Para que el silencio no sea el tributo que se rinde a gesto tan hermoso como es que
una «Madre» regale su don más preciado a un desconocido: el alimento materno de su hijo.
Este soneto es un sencillo homenaje a una madre andaluza que amamantó a un niño emigrante
hambriento y desnutrido que desembarcó con su madre en “una playa” del Sur de España
.

Envuelto cual barata mercancía
en su vieja ropita maloliente,
el mar - con viejas olas le mecía -,
el sol - con gran amor - besa su frente.

Su madre con cariño le decía:
“¡Ya estamos en España! ¡Buena gente!”.
Aquella playa es de Andalucía
y tú podrás tomar leche caliente.

La madre del cansancio desfallece
y el niño patalea, llora y grita.
Su cara de alhelí ya se marchita.

¡Bendita sea la Madre que aparece
y en gesto singular su Pecho ofrece!
¡Bendita Para Siempre, Tú! ¡Bendita!

Septiembre de 2002. Martín Costilla.

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Pajarillo Pillo

Aquel pajarillo
que hay en la ventana,
viene a visitarnos
todas las mañanas.

Se posa en la reja
mirando a los niños
y exhala una queja
en forma de trino.

Su pico golpea
sobre los cristales,
Parece que dice:
¡Por favor...! ¿Me abres?

Por una ventana
en la clase ha entrado
y nuestros trabajos
atento ha mirado.

Y Martín le ha dicho
- con mucho cariño -
que puede sentarse
al lado de un niño.

Pajarillo Pillo,
¿Qué quieres hacer?
Daros un besito,
cantar y leer.

Martín y sus alumnos de Morales del Vino. 10 de noviembre del 2000.

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Navidad Nostálgica

Aquella Navidad que yo vivía
envuelta en las caricias de mi gente,
- cual halo que enmarcaba la alegría -,
se fue alejando, cual amante ausente.

Mis suplicas al Cielo dirigía
buscando la piedad del “Dios Clemente”.
¡Qué dure para siempre, yo pedía!
Más he perdido el tiempo inútilmente.

El “Árbol de la Vida” fue podado.
Sus ramas esparcidas por el viento
crearon este árbol navideño.

Las luces amarillas del ensueño
hoy hacen que reviva aquel momento,
que dentro de mi alma yo he guardado.

Zamora, 28 de Diciembre de 2005. Martín Costilla.

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Moviola

Navego por el río del olvido,
varadas ante mí las ilusiones,
y escucho las nostálgicas canciones
que aluden a los años que he vivido.

Lamento las vivencias que he perdido
por culpa de mis rancias convicciones,
rezando voy sentidas oraciones
junto al miliario del camino erguido.

Cuando la llama del amor se apaga
en el ocaso de la tarde triste,
busco la fuente que me satisfaga
mientras la sed de la esperanza existe.

Elixir de una vida, que rehaga,
lo que en un próximo pasado fuiste.

Casaseca de las Chanas, 30 de abril de 2004. Martín Costilla.

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Mi Molino

Hubo una vez un molino
- que junto a la carretera -
molía con alegría
los frutos de sementera.

Cómplice fue de tertulias,
de convivencia, de risas,
donde aquellos labradores
pasan el tiempo sin prisa.

Y el viejo molino canta,
y ríe el viejo molino.
Pues no sabe de tristezas
en su alegre torbellino.

Aquel molino madre
- fue parte de mi alma -
lo devoró el progreso
un lobo sin entrañas.

Llegó una excavadora
- después de la alborada -
y lo subió en camiones
tras muchas dentelladas.

Tras el macabro trabajo,
la máquina se aleja,
dando la vuelta al ruedo,
premiando su faena.

Cuando volvió el silencio
oí como una queja
de una persona herida
al tiempo que se aleja.

Yo estoy seguro, madre,
de quien era el gemido,
era de nuestro padre
que allí estaba dormido.

Zamora, 01 de noviembre de 1998. Martín Costilla.

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Mañana de Insomnio

El callado corazón
que anima la madrugada
fue reduciendo mi sombra,
que cerca estaba tumbada
sobre la fronda del parque
en la mañana cansada.

La pena viene al galope
sobre una nube de plata,
que quiso pasar silente
porque duerma la mañana.

Los viejos juncos del caño
juegan con las espadañas
por ver quien cedía más
y ver la sombra achatada.

El sol filtra resplandores
que han herido mi ventana
y ausentan los ruiseñores
que cuidan la vieja parra.

Hoy un grupo de gorriones
que chillan más que declaman,
quieren matar el silencio
y su miseria proclaman.

Ventana de nuestra vida
que está orientada al poniente,
con la juventud perdida
se va ausentando la gente,
caminando hacia el ocaso
callada y pacientemente.

Si volvemos la mirada,
entre lágrimas y risas,
se fue pasando la vida
tan deprisa, tan deprisa...

Casaseca de las Chanas, 16 de Marzo del 2005. Martín Costilla.

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La Nada

Desnudo como el aire en la mañana
me asomo a la ventana de la vida,
apenas los recuerdos me acompañan
de aquella juventud, hoy ya perdida.

Intento retener entre mis manos
momentos que he vivido con placer,
más todo es utopía, todo es vano
mi mente a punto está de enloquecer.

Recuerdos que volando se han marchado
a orillas donde sólo es primavera,
volved para servirme de cayado
volved para servirme de quimera.

Os busco entre las nubes del otoño
que el viento lentamente las aleja,
regálame un trocito de retoño
que pueda mitigar, tal vez, mi queja.

Casaseca de las Chanas, 09 de Junio del 2008. Martín Costilla.

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Jilguero de Nochebuena

Paseando por un parque
de mi bonita ciudad,
algo caído en el suelo
llamó mi curiosidad.

La noche, lobo de invierno,
entre la niebla dormita,
y un corazón de jilguero
apenas, ya, si palpita.

He tomado el pajarillo
con gran cuidado en mis manos,
pues la magia de esta noche
me obliga a ser más humano.

Tiene los ojos vidriados
y dos lágrimas heladas,
lo que indica que la muerte
tendió sus garras malvadas.

Haciendo un supremo esfuerzo,
y con voz entrecortada,
me ha susurrado bajito,
que ya no le importa nada:

Que ya no quiere vivir
pues no tiene quien le quiera:
El niño que le cuidaba
le gritó enfadado: “fuera”.

Desdichados inhumanos
que a vuestros padres “echáis”,
con estos tristes ejemplos,
del mañana ¿qué esperáis?

Podréis morir en el parque
como le ocurrió al jilguero,
y yo volver a escuchar:
“¡No quiero vivir, no quiero...!”

Lo más grande de esta pena,
que aflige mi corazón,
es que hoy es Nochebuena,
Noche de amor e ilusión.

Zamora, 24 de diciembre de 2003. Martín Costilla.

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Epílogo de una bella Utopía

¡Qué estos versos mitiguen la tristeza de una despedida! ¡Qué la nostalgia de esta
hermosa convivencia en pos de un pedacito de CULTURA, perpetúe el aroma de la amistad¡

Nunca el eco de tu voz
ni la luz de tu mirada,
cruzarán raudo el recuerdo
de esta época dorada.

Te veré siempre a mi lado,
- ¡Amigo de la otoñada! -,
entre un halo de cariño
cuando brille la alborada.

Si no palpo tu presencia,
si mi tristeza me apaga,
yo, me asiré a tus recuerdos
mientras que mi mente vaga.

¡Ay tardes de la Experiencia,
como yo podré olvidarlas
si aún percibo vuestro aliento,
si no dejo de evocarlas.

Si es tu figura amarilla
por los años que han pasado,
yo plantaré en mi jardín
estos recuerdos orlados.

Con cariño, para los compañeros de la Universidad de la Experiencia que se graduaron en junio de 2006. Martín Costilla.

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Desde el adarve de mí querida Urueña

Hoy paseo por Urueña,
el adarve sobre el llano
de mi campo castellano
con parcelas de estameña.

Ocre y verde enamorados
cuando es plena primavera
en los campos sin frontera
donde pacen los ganados.

Atardeceres de abril
donde tu cielo de oro
nos protege cual tesoro
en el dorado pensil.

Tus tres viejos monasterios
aparecen a lo lejos
y que con los catalejos
yo veo tras los plantíos.

Y esas calles tan vetustas
con esos nombres gremiales
y sus casas ancestrales
con sus paredes robustas.

¡La Villa del Libro eres!
Eres villa que enamora
cual una bella señora
a la que siempre tú quieres.

Tu museo del pasado
en una vieja casona
nos admira y emociona
como preciado legado.

Abril de 2012. Martín Costilla.

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Consuelo Onírico

¡Ay, cuántos rostros borrosos
en mis recuerdos de ayer,
que se fueron silenciosos
y que nunca han de volver!

La moviola de los sueños,
a veces, trae a mi mente
mis vivencias del pasado
con las personas ausentes.

Estallido de placer
se produce ya en mi alma,
que se siente renacer
y me devuelve la calma.

Y me ponen tan contento
los recuerdos del pasado,
que no cambio este momento
por el metal más preciado.

Mas, al llegar la alborada,
entre risas y contento,
es ya tenue mi mirada
y acaba el feliz momento.

Ya no queda primavera
en los campos del recuerdo,
el invierno nos espera
tiempo frío y de silencio.

Casaseca de las Chanas. 11 de Junio del 2008. Martín Costilla.

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Castilla Amada

Es tu viejo sayal de campesina
herido por el surco y la mirada,
como la piel de mi Castilla Amada:
con vetas de trigal y muselina.

Orlados por la rosa o clavellina,
que suelen destacar a la alborada,
a veces me detengo en la cañada
grabando el paraíso en mi retina.

El sol hiriente del ardiente estío
diluirá los ocres y los verdes
y tu fermento ya será baldío.

Y si algún día la razón tu pierdes,
y en sus paisajes llega el desvarío,
quiero que siempre mi tierra recuerdes.

Primavera del 2012. Martín Costilla.

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Buscando mis recuerdos

Se llevaron Mi Molino,
a dentelladas,
y aunque estaba hecho de adobes,
tenía alma.

¿Dónde han ido los recuerdos
que allí habitaban?
¿Dónde tiraron las risas
que yo escuchaba?

Quiero saber dónde están
pues quiero ir a buscarlas,
porque si llega la noche
nunca yo podré encontrarlas.

He de partir pronto: al alba,
cuando la brisa es dorada
por el sol que la calienta
sobre los campos de plata.

Campos que en la primavera
tienen color de esperanza,
más, cuando llega el invierno,
tienen sienes plateadas.

Voy vacío de recuerdos,
de caricias y de risas,
se fueron con mi molino
apagando mi sonrisa.

Casaseca de las Chanas 18 de Julio de 2008. Martín Costilla.

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Buscando la Primavera

Las plantas, en “Primavera”,
ya no pueden florecer
porque el frío del “Invierno”
ya no las dejó crecer.

Hace unos años, mi vida,
era eterna “Primavera”,
más el frío de los años
ha hecho que no volviera.

¿Dónde están las ilusiones
que habitaban en mi mente?
Por la senda del olvido
se alejaron de repente.

¿Dónde se fue la alegría
que era siempre compañera?
La devoró la tristeza
de una pena tempranera.

¿Dónde se marchó el cariño
que estaba siempre presente?
Se lo ha llevado el silencio
y ahora, se encuentra ausente.

¿Dónde fue la lozanía
que en el espejo veía?
¿La desgastaron los años
que poco a poco cumplía?

Cuando el “invierno” termine
volverá a ser “primavera”,
más no estaré para ver
florecida la pradera.

Casaseca de las Chanas, 20 de marzo del 2010. Martín Costilla.

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Bendita, por ser la Primera

Es Villalpando una villa
donde allá, en tiempos remotos,
sus Gentes firman Un Voto:
“Que es la Virgen Concebida
Sin Pecado, Sin Mancilla”.

Y entonces ocurrió:
que tan feliz Documento
lo fue divulgando el viento:
Y todo el Orbe Cristiano
con Gozo lo Recibió.

El año Sesenta y Seis,
y dentro del Siglo XV,
este Concejo y su Alfoz
hicieron oír su voz
por todo nuestro país.

LA Virgen Inmaculada
mora en vuestros corazones
y atiende las oraciones
de esta gente que te quiere
y de tí está enamorada.

Hoy, tus murallas caídas,
luchas con uñas y dientes
porque se queden tus gentes
y la magia de tus calles
recobre otra vez la vida.

Y cuando en júbilo estalles,
no pasarán caballeros;
cruzarán los que se fueron
por Santiago y San Andrés
sin sentirse ya extranjeros.

Martín Costilla, 05 de diciembre de 2009.

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Aquella tierra que ves

Aquella tierra que ves
allí, junto a la cañada,
es la tierra que yo quiero
con la que sueña mi alma.

Aquella tierra que ves,
aquella tierra tan llana,
esa, es mi Tierra de Campos
la más bonita de España.

Aquella tierra que ves
con colinas plateadas
donde no existe la sombra,
esa, es mi tierra amada.

Aquel pueblo tan pequeño
con sus casitas de barro
donde la gente ya vive
en el viejo Camposanto...

Ese es, mi Pueblo Amado.

Zamora, 20 de enero de 2017. Martín Costilla.

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Amaneceres tristes en mi Pueblo

No quedan labradores en mi pueblo,
se fueron con la luz de la alborada,
sembrando de nostalgia los caminos,
llenando de gemidos la mañana.

Se fueron con el mínimo equipaje
- en busca de su última morada -
velados por la luna y los luceros
que quieren decorar la madrugada.

Aquellas madrugadas del verano
- por carros y balidos musicadas -,
que niños y mayores disfrutaron
siempre reposarán bajo mi almohada.

Hoy mudos se han quedado los caminos,
caídas van estando sus moradas,
apenas si le quedan ya vecinos
que puedan disfrutar sus alboradas.

Ya sólo los recuerdos van quedando
guardados en arcanos de mi alma
que a veces como un sueño, recordando,
mis noches de insomnio llenan de calma.

Casaseca de las Chanas, 10 de Junio del 2008. Martín Costilla.

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Al vino de Toro

Vendimiador:
Vuelve a cantar las tonadas
que en Venialbo escuchaba
cuando subido en un carro,
salías a la alborada.

Fue tu vino en el pasado
un vino “batallador”
que hizo animosos soldados
a todo el que lo bebió.

Su fama cruzó fronteras
transportado en las bodegas
de aquellas fieras galeras
que lucharon con honor.

Hoy reposa en el subsuelo
de nuestra Tierra Bendita
esperando que la “espita”
le dé la liberación.

Y en botellas decoradas
irá por tierras extrañas
para llenar esa copa
que tiene sabor de España.

Zamora, 15 de mayo del 2013. Martín Costilla.

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¡Adiós infancia, Adiós!

Prendido tu recuerdo en el olvido
por años y vivencias sepultado,
reposa en viejo arcano macerado
aquel retazo del vivir perdido.

A veces, en mi sueño, sorprendido,
recuerdo los detalles que he olvidado,
y siento que el dolor me ha despertado
sintiéndome cansado y deprimido.

Infancia del recuerdo, vaga sombra,
que habitas el jardín del pensamiento
mecida por la luz de la alborada.

Hoy duermes tu pasado en blanda alfombra
herida por la luz del firmamento
huyendo del invierno, amortajada.

Casaseca de las Chanas, 13 de mayo de 2006. Martín Costilla.

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Elegía por Tierra de Campos.

Es mi pan la soledad
y mi bebida el recuerdo,
que quiero tomar a solas
entre mi tierra y mi cielo.

Tierra que en silencio mueres
sin exhalar una queja,
sólo llorada por viejos
porque jóvenes no quedan.

Sólo mendrugos te han dado
que no comen ni las bestias
para ahogar tus ilusiones
y ya “La Muerte” te acecha.

No han tenido compasión
de que fuiste la primera
en defender la nación
cuando no era primavera.

Para “Yunque” tú naciste,
y aunque martillo tú fueras,
por el mal que recibiste
nunca mal tú devolvieras.

Gestores que gobernáis
ignorando, su pobreza
su Agonía propiciáis.
¡Es lo Vuestro una Vileza!

Martín Costilla.

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