Fiesta en la llanura

(28-8-2010)
La Historia es generosa en las citas y circunstancias.
La llanura tiene siempre ese atractivo único e inconfundible de sus horizontes, abiertos, lejanos siempre, pero siempre acogedores. Su luz es diáfana, suave, atractiva y hasta soñadora, que atrae y cala de tal manera en el espíritu del viajero o del que llega a ella, que lo atrae y lo transforma de manera singular. Muchos son los ejemplos y casos de quienes han llegado a la llanura y en ella han despertado a la vida del espíritu, que les ha transformado en figuras simbólicas de sentido y valor universal. La Historia es generosa en las citas, figuras y circunstancias que gracias a la llanura fueron posibles.

San Esteban del Molar, ese hagiotopónimo que clavado como un hito nos llama y nos espera siempre, del 15 al 22 de este agosto festivo y abrasador, ha mantenido vivo y activo ese espíritu heredado durante siglos y mantenido con la constancia y tenacidad características, se sobrepone a sus limitaciones y contratiempos y desarrolla en ese encuentro anual, lleno de afectos, también de alguna sombra porque el sol de agosto cae sin piedad sobre las cabezas, aun las mejor protegidas, provocando tantas y tantas veces angustiosos sudores que ni siquiera la fiesta es capaz de refrescar.

Pero el espíritu inquieto de esa noble villa, porque en tierra de nobles todos los lugares lo son, ha puesto en práctica y desarrollado con toda efectividad, ese programa festivo, en el que sin olvidar ninguna de las actividades ha recordado con atención, gracia y rigor todos esos duros trabajos que a lo largo de siglos ha constituido el eje vital de un mundo agarrado a la tierra como única posibilidad de sobrevivir y lo ha hecho con tal categoría, dignidad y eficacia que ha conseguido levantar un auténtico movimiento vital que ha llegado hasta nosotros.

En esa semana de encuentros, nada ha quedado olvidado y desde los más emotivos recuerdos, guardados celosamente gracias al papel fotográfico, auténtica explosión de recuerdos a las labores de la era con una trilla evocadora para los mayores y sorprendente para los más pequeños, y estos atendidos con mimo y celo en sus competiciones y habilidades, para saltar a la gastronomía sin olvidar ni la parrillada ni la paella ya universalizada en todos los lugares, sin olvidar el ganado de tierras salmantinas llenos de esa casta que a la sombra de los encinares constituye una garantía de poder y de nobleza a la vez.

Su santo patrono vigila desde lo alto la fidelidad y señorío de sus fieles, señorío que les viene de lejos, Marquesado de Astorga, como si las viejas y nobles raíces de la Asturica Augusta hubiera impregnado de noble espíritu el hacer de este San Esteban del Molar de nuestros días en esa semana de constante actividad, llena de hermandad y alegría desbordante, esperando que pase el calendario.
Herminio Ramos Pérez


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1 comentario :

Anónimo dijo...

Herminio Ramos Pérez un hombre conocidísimo y querido en la ciudad de Zamora, escritor y periodista y ha sus 85 años le han dedicado una estatua como homenaje

Críticas tan positivas y profundas como las de Herminio, te dan ganas de volver a intentarlo.

Herminio ha sido cronista oficial de la ciudad de Zamora, creador de la feria de la cerámica y alfarería popular de la ciudad, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Zamora, Delegado provincial de Cultura y autor de una “Historia de Zamora”.

Nació en La Tuda (Zamora) ha sido profesor y ha recibido varios homenajes. El último promovido por el periodista Dalmiro Gavilán.

Herminio Ramos Pérez otro sabio parido en estas tierras olvidadas del Oeste.

Va por ti, maestro.