Macario

Macario

Vivía con sus padres en casa de Matilde, la casera decía de él. Macario era buen amigo de todos en San Esteban y un excelente conversador: persona muy amena, de comunicación abierta, franca, suave y a la vez directa.

El mayor amigo de Macario era Clemen y salían juntos los fines de semana, tenía buena amistad con todos los demás, principalmente con Nano, Claudio, Pedro, Gencio y el que escribe. La ausencia de Clemen es sentida por su familia y todos los amigos, entre ellos Julián, Macario, Claudio, Pedro y yo mismo.

Macario era también un lector entusiasta e incansable que contagiaba con las más diversas lecturas, buena literatura y prensa diaria. A mí me visitaba casi a diario, me llevaba los periódicos de la gasolinera, me comentaba las cosas más interesantes y de actualidad.

Yo andaba terminando Historia por libre y no podía dedicar mucho tiempo a compartir las inquietudes culturales que tenía Macario, como me hubiera gustado. Una de las asignaturas que me faltaba era Historia del Arte que aprobé con mis libros y los que me dejaba Filita, de la biblioteca de Benavente.

Macario me insistía que leyera las secciones de cultura y literatura de los periódicos y me descubrió algunos autores. Me repetía que leía igual que comía, -“vas a lo que te gusta y te lo zampas enseguida, primero se leen todos los titulares y resúmenes despacio, luego se va leyendo todo lo demás poco a poco”.

No he vuelto a coincidir con Macario aunque pregunto por él, supe que había conseguido una plaza en un instituto y tenía un cargo administrativo en el centro. Me gustaría encontrarme con Macario en cualquier sitio, especialmente en la casa de Claudio donde él vivió, para poder disfrutar de una conversación amena e interesante en la que él tendría un papel relevante.

Un abrazo para Macario y las personas mencionadas.
Marcelo Rodríguez.


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