[II] José Martínez de Velasco

José Martínez de Velasco
Biografía de una leyenda
2016 el Centenario

MARTÍNEZ DE VELASCO, José

Miembro de la Comisión Ejecutiva del PSOE en el exilio (Toulouse-Francia)
San Esteban del Molar (Zamora) 05/04/1916 -- Madrid (Madrid) 20/04/1993

José Martínez de Velasco, nacido un 5 de abril de 1916, en San Esteban del Molar. Empleado de oficina. Trabajó en el Ministerio de Obras Públicas desde 1932 hasta el golpe de Estado de julio de 1936. Miembro del Sindicato de Empleados de Oficina de la UGT y de la JS de Madrid desde 1932. Con 19 años el joven militante socialista participa activamente en la Guerra Civil española. Ingresó en la AS de Madrid en 1937. Fue redactor de Renovación e Informaciones en Madrid y del Heraldo de Castellón y La Voz del Obrero.

El Comandante más joven de Carabineros del Ejército de la República, ingresó en el cuerpo de Carabineros el 13 de marzo de 1937 con el grado de capitán, prestando servicio como jefe del 32 Batallón de la 5ª Brigada y jefe del Sector Titulcia-Ciempozuelos del frente del Jarama en Madrid. En septiembre de 1938 ascendió a comandante, siendo destinado como jefe del Centro de Reclutamiento e Instrucción del Cuerpo de Carabineros en la zona Centro en Madrid. Fue elegido vicesecretario de la Comisión Ejecutiva de la Juventudes Socialistas en la reunión que ésta celebró en Madrid el 10 de marzo de 1939. Finalizada la guerra civil embarcó en el Stanbrook que partió del puerto de Alicante el 28 de marzo de ese mismo año llegando a Orán (Argelia) días después. Desde abril a julio de 1939 estuvo internado en el campo de concentración nº 2 de Orán y desde agosto hasta abril de 1940 en el campo de Bou Arfa (Relizane).

En esa fecha pasó al campo de Colomb Béchar, empresa de los trabajadores extranjeros (desierto del Sahara), Argelia, donde trabajó en la construcción del ferrocarril Mediterráneo-Niger, primero como jefe de Compañía y desde junio de 1941 hasta marzo de 1943 como empleado de oficina en la dirección de la construcción. Desde tierras del exilio en Marruecos, seguirá luchando contra el régimen de Franco y la defensa de un ideal socialista. En abril de 1943 pasó a trabajar a Argel como secretario de la Comisión Inter-Aliada de los Refugiados Republicanos Españoles y presidente de la Comisión Aliada para los Refugiados y Prisioneros Políticos en África del Norte.

En julio de 1943 se trasladó a Rabat (Marruecos) trabajando hasta el final de la guerra mundial en Radio Nations Unies, La voz de América en África Francesa y otros organismos de los aliados en Marruecos. Desde 1945 a 1967 que se trasladó a Toulouse (Francia) trabajó como contable en varias empresas en Marruecos. En 1943, nada más llegar a Rabat ingresó en las Secciones del PSOE y de la UGT y en 1946 se trasladó a Casablanca donde fue secretario de ambas Secciones así como secretario del PSOE y presidente de la UGT en Marruecos.

En 1947 participó en la reunión de la Asamblea de Delegados Departamentales del PSOE en el exilio y aunque fue elegido delegado para la que se celebró en 1949 no pudo asistir a la misma. Entre 1955 y 1958 fue vocal suplente por la zona 12ª (Argelia, Marruecos y Túnez) del Comité Director del PSOE en el exilio no participando en ninguna de las reuniones que ese organismo celebró durante esos años.

Desde 1961 a 1967 fue vocal efectivo de dicho Comité Director y del Consejo General de la UGT en el exilio por la zona 10ª/11ª (Argelia, Marruecos y Túnez) asistiendo durante este tiempo a todas las reuniones mantenidas por dichas entidades.

Fue delegado al IX Congreso del PSOE en el exilio celebrado en 1964 por las Secciones de Casablanca, Kenitra, Oujda, Rabat y Tánger (Marruecos) y al X Congreso en 1967 representando a las Secciones de Casablanca, Oujda, Rabat y Tánger. En éste último Congreso fue elegido vicesecretario de la Comisión Ejecutiva del PSOE en el exilio cargo que desempeñó hasta el Congreso de 1970 que pasó a ser secretario de organización del PSOE en el exilio. Así mismo desde 1968 a 1971 fue vocal de la Comisión Ejecutiva de la UGT en el exilio y secretario de la redacción de Le Socialiste desde 1967 a 1972.

Residió en Toulouse desde finales de 1967 y dio la bienvenida al legendario 69, en rue du Taur, su nueva casa y la sede de sus responsabilidades como Secretario General Adjunto de Rodolfo Llopis, continuó defendiendo sus ideas hasta el año 1981 cuando fue llamado a otras funciones en Madrid, en 1982 regresó a España, trabajando como empleado contable y jefe de servicio en la Agencia Inmobiliaria IGEI. Tras la escisión de 1972 formó parte del PSOE (Histórico) siendo vicesecretario de su Comisión Ejecutiva desde ese año hasta 1974 y así mismo secretario de su órgano de expresión Le Nouveau Socialiste. Posteriormente se incorporó al PSOE (Renovado) siendo elegido tras su regreso a España concejal del ayuntamiento de Fuenlabrada (Madrid) en las elecciones municipales de 1983, ejerciendo como concejal delegado de Parques y Jardines y miembro de las Comisiones de Gobierno, Urbanismo y Hacienda hasta 1987. Desde 1983 fue además consejero de Hidráulica Santillana. Falleció en Madrid el 20 de abril de 1993.


Tribuna Libre





El Reclutamiento de Carabineros
Madrid - 1938
José Martínez de Velasco

Jefatura del Centro de Reclutamiento e Instrucción de Carabineros número 4. Madrid

« ¡Antifascistas! Han sido creadas en la región Centro diversas Delegaciones de esta Jefatura para el reclutamiento voluntario en las filas del glorioso Instituto de Carabineros, en las que encontrareis toda clase de facilidades para vuestro ingreso.

La patria necesita de hombres decididos y enérgicos que oponer al ejército invasor, compuesto por alemanes e italianos que asolan nuestro suelo hollando nuestra patria tan querida, por lo que todo español digno está dispuesto a dar cuanto es y vale. El Instituto de Carabineros, mil veces heroico, abnegado y valiente y de conducta ejemplar, te cede un puesto de honor en sus filas. ¡Si quieres figurar en el cuadro de españoles dignos, ingresa en el Cuerpo de Carabineros para cubrirte de gloria! Las Delegaciones creadas han sido las siguientes: En Sacedon (Guadalajara), plaza de Colon, 2; en Valverde de Júcar (Cuenca), plaza Mayor; en Mora (Toledo), calle de Manuel Azaña, 20, y en Manzanares (Ciudad Real), calle de García Hernández, 2, a cuyas direcciones deben dirigirse las solicitudes, acompañadas del aval político o sindical y partida de nacimiento, o, en su defecto, certificado testifical, cuando concurra la circunstancia de que el lugar de nacimiento del solicitante no se halle sometido al legitimo Gobierno de la Republica.

Cada uno de dichos documentos deberá reintegrarse con pólizas de 2,10 pesetas. Podrán solicitar el ingreso todos los españoles de diecisiete a cuarenta años de edad, ambos inclusive.»

- Madrid, 1 de Octubre de 1938.
- El jefe del Centro, José Martínez de Velasco.

La Libertad - Año XX Número 5788 - 1938 octubre 4 (04-10-1938)


La Recluta de Carabineros
Madrid - 1938
José Martínez de Velasco

¡Antifascistas! El glorioso Instituto de Carabineros os ofrece un puesto en sus filas para que cooperéis en la lucha contra el invasor y en su expulsión de nuestra patria. Todos los españoles comprendidos entre los diecisiete y cuarenta y cinco años, cuyos reemplazos no hayan sido movilizados por el ministerio de Defensa Nacional, pueden solicitar su ingreso mediante instancia, acompañada de aval sindical o político y partida de nacimiento o en su detecto, información testifical, los aspirantes menores de cuarenta años serán incorporados a las unidades de combate del Instituto, cubiertas de gloria en todas sus actuaciones, y los que se hallen comprendidos entre los cuarenta y cuarenta y cinco años, para los cuales se ha ampliado especialmente la recluta, serán destinados a los servicios de retaguardia del Cuerpo. ¡Españoles no movilizados! Cooperad al triunfo de la República ingresando en el heroico Instituto de Carabineros.

Dirigid vuestras solicitudes al Centro de reclutamiento número 4, calle de Espalter, número 2, Madrid, o a sus Delegaciones instaladas en Manzanares, para la provincia de Ciudad Real; en Mora, para la de Toledo, y en Cuenca, Guadalajara y Jaén, para sus respectivas provincias.

-El mayor jefe, José Martínez de Velasco.

La Libertad - Año XX Número 5830 - 1938 noviembre 20 (20-11-1938)




En el Centenario del Partido Socialista Obrero Español Histórico
Por José Martínez de Velasco
Ex Candidato a Diputado PSOE Histórico, por Castellón

Al evocar el centenario de la fundación del Partido Socialista Obrero Español, reiteramos nuestra firme decisión de proseguir la acción diaria para que los postulados, programa y principios fundamentales, no sean adulterados. Y para que la enseñanza y el ejemplo de los fundadores iluminen la conciencia de la clase obrera y del pueblo, sirviendo de guía en la tarea urgente e indeclinable de consolidar, sin mitos ni salvadores, ni vedetes prefabricados, una auténtica democracia en España, basada en la educación, cultura, bienestar y paz en la libertar y la justicia social.

Durante cien años el PSOE histórico combatió todas las formas y medios encaminados a falsear nuestro programa, respondieron estas al fraude, a la violencia o a la fuerza militar. Señaló siempre con claridad los peligros de la demagogia electoralista, copiada de los partidos burgueses, la subalternización de la acción política y sindical, la presencia de organizaciones e intereses empeñados en consumar sus planes regresivos y antidemocráticos.

Hemos cumplido siempre el firme esfuerzo y tenaz acción, para exhortar a las agrupaciones políticas auténticamente democráticas, a una acción conjunta para salvaguardar las libertades y derechos humanos, y cerrar así el paso a ideologías de carácter y raíz totalitario. De ahí nuestra diferencia, al examinar la labor realizada por el PSOE Histórico, a través de sus cien años de existencia, comparándola a quienes, llamándose igualmente socialistas, no tienen reparo alguno de unir su acción a los comunistas, que se rigen por un centralismo autoritario, que pugna con los principios de democracia interna que practica el Partido Socialista Obrero Español Histórico.

Durante estos cien años de honrada actuación en la vida política española, los hombres del PSOE Histórico -algunos pretenden ignorarlo u olvidarlo-, afrontaron con plena dignidad el exilio, la prisión, la deportación en los campos de concentración nacis de Alemania, las persecuciones… Ni en el exilio, ni en España, los socialistas del histórico PSOE, doblegaron su cerviz, ni renunciaron a sus principios, ni colaboraron con la dictadura, ni sus militantes pertenecieron al frente de juventudes, ni vistieron el uniforme falangista.

Conductas claras, ejemplo cívico al objeto de esclarecer y orientar al pueblo y en primer término a los trabajadores españoles. Por eso la clase obrera, que conoce la historia centenaria del PSOE Histórico, de honestidad, sobre todo de honestidad, como afirmaba recientemente el veterano Andrés Saborit, va comenzando a distinguir, y así en las dos últimas consultas electorales, en muchos puntos de la geografía española, otorgaban su confianza a los auténticos continuadores de la obra socialista iniciada por Pablo Iglesias en 1879.

Y podemos registrar con íntima satisfacción, aunque se haya tratado de silenciarse, que el Histórico PSOE, triplicó sus votos en las elecciones legislativas del 1º de marzo, a pesar de no disponer de los fabulosos medios económicos de que dispusieron otros partidos, y carecer, además, de los medios de información y propaganda necesarios. Y en las elecciones municipales, el Histórico PSOE cuenta ya, con varias decenas de concejales, en ayuntamientos de las provincias de Granada, Orense, Lugo, Santander, Alicante, Huesca, Barcelona, Huelva, Valencia y Torreblanca (Castellón de la Plana).

Esos genuinos representantes del Socialismo español, van a los Ayuntamientos a continuar la acción emprendida por nuestros predecesores, llevando en sus carpetas, nuevos métodos de trabajo, nueva moral en la administración de los bienes públicos y colectivos, con el decidido empeño de obtener en el curso de su gestión el mismo certificado de conducta de «conducta insobornable» que Pablo Iglesias obtuvo durante su gestión de concejal del Ayuntamiento de Madrid y de diputado socialista, que adecentó la política y estuvo siempre al servicio de la clase obrera, contra el fraude, los gobiernos de fuerza y la corrupción.

Por eso, al cumplirse el centenario del PSOE Histórico, invitamos a todos los hombres y mujeres, que se sientan socialistas, a unir su esfuerzo con el nuestro, para ensanchar la organización del PSOE Histórico, que con el apoyo de los obreros, modestos y justos, de la gente del pueblo, ha ido a los municipios para imponer una nueva moral en los métodos de administración; equitativa distribución de la riqueza colectiva, el consumo antes que el lucro, la salud y la elevación física, mental e espiritual del pueblo.

Es de toda urgencia engrosar pronto las filas socialistas, unirse al PSOE Histórico y crear un gran movimiento impulsado por un mismo ideal, sin falsificaciones, sin alianzas absurdas, con lo cual se podrá insuflar la confianza en el futuro del socialismo democrático, por ser lo único realmente serio, consecuente y honesto en el País, y la gran esperanza de mejoramiento de las condiciones de vida, seguridad y justicia, democracia y libertar para el pueblo.

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLII Número 12688 - 1979 junio 1




La Comunidad Europea:
El Fracaso de la Conferencia Tripartita
José Martínez de Velasco

Cuando a la hora actual se habla tanto de Comunidades, Regiones y Autonomías; de pactos, de nuevos consensos, existe otra comunidad, a la cual, generalmente los españoles, concede muchos menos de importancia y de atención. Y sin embargo, es incuestionable, siguiendo el irreversible curso de la evolución democrática de nuestro país, su incorporación a los diversos organismos de la Comunidad Europea.

De vez en cuando la Comunidad Europea se convierte en noticia. Así sucedió en las elecciones del 10 de junio. Y así ha sucedido el 17 de julio en la elección de la Sra. Simone Veil, como Presidente del Parlamento Europeo, por sufragio universal. Muchos españoles ignoran que esta Comunidad Europea, a la que se incorporará España, tiene poderes de decisión. Las decisiones que ella tomaba -espero no será lo mismo con el actual Parlamento que entró en funciones el 17 de julio-, lo eran de forma poco democrática, a pesar de la opinión que repetidamente expone el ministro Leopoldo Calvo Sotelo.

Una Comisión, que más bien es un Gobierno, que redacta los informes y las proposiciones, siendo casi nula la concertación con los interlocutores sociales. Y en fin un Consejo de Ministros -los 9 de los 9 países de la CEE- que a decir verdad, toma a veces decisiones que no habrían sido hechas jamás a nivel nacional. También practica con frecuencia el juego, mediante el cual, la responsabilidad pasa del plano nacional al europeo o viceversa, de tal forma que las clases conservadoras y capitalistas, patronales y financieras, juegan siempre el papel principal y determinante.

Así sucedió, una vez más en la Conferencia Europea (Comisión de Gobiernos, Patronato y Sindicatos Obreros) que se inició en noviembre pasado. Ante la gravedad de la crisis actual, la representación de los trabajadores propuso en dicha reunión la reducción de trabajo, sin pérdida de salario, en un futuro próximo, al menos en un 10 por ciento en plan general. Y concretamente en la Comunidad Europea, por una reducción de la semana a 36 horas, una extensión de vacaciones anuales, y la introducción, entre otras, de las vacaciones de educación. El objetivo que se había fijado la representación de los Sindicatos Europeos, consistía en obtener de la Conferencia, «un acuerdo cuadro, a nivel de la comunidad Europea, sobre la reducción del tiempo de trabajo». Pero desde que se abrió la sesión, se encontró con el bloqueo patronal, dispuesto a no discutir seriamente sobre este importante tema. Y el rechazo de los Gobiernos de intervenir activamente, para desblocar la situación.

Ambas actitudes -patronal y gubernamental- destruyeron las esperanzas que, lógicamente esperaba la clase trabajadora de esta confrontación a nivel europeo. La Conferencia de noviembre, terminó pues, por un completo fracaso. Fracaso que a la larga, puede poner en causa y comprometer el porvenir de las relaciones sociales comunitarias.

Las esperanzas que los hechos han desmentido tienen su origen en dos factores importantes: primero, la posición adoptada por la representación patronal. Y en segundo lugar en las orientaciones propuestas por la Comisión de las Comunidades europeas.

En las conclusiones que la Comisión presentó a la Conferencia, señala «que la situación del empleo y sus perspectivas constituyen su mayor preocupación». Y admitió, lo que todo el mundo sabe y conoce. A saber; que las perspectivas son desfavorables al empleo si una nueva estrategia no reemplaza las políticas actuales. El débil crecimiento no favorece la creación de nuevos puestos de trabajo, y los jóvenes, hombres y mujeres que se presentan en las oficinas de colocación, no encuentran empleo.

Sombrías perspectivas que han sido examinadas a finales de julio, por la O.C.D.E. que considera una fuerte agravación del paro obrero en los países occidentales, que pudiera alcanzar en estos países la trágica cifra de diecinueve millones de obreros sin empleo en julio de 1980, en los 24 países de la organización, contra 17,2 millones al comienzo de 1979.

El rechazo al circuito productivo de un número importante de trabajadores, corre peligro de proseguir y de ampliar considerablemente el paro obrero actual. En estas condiciones la Comisión de la Comunidad Europea, debió afrontar con firmeza y resolución el grave problema del desempleo. No lo hizo así, sino que trató, para salvar un poco su prestigio, y después de varias horas de discusiones estériles, el que la Conferencia terminase, al menos con el acuerdo de algunas medidas concretas. Reconocida -pero nada más-, la validez de las reivindicaciones formuladas por la representación sindical obrera, pues se daba cuenta que en el contexto económico actual, agravado por la crisis de la energía y del petróleo, las medidas de la repartición del trabajo, pueden jugar un papel importante en apoyo en «el difícil período que se anuncia».

Pero no fue así. No hubo acuerdo, ya que los Gobiernos no tomaron parte activa en la discusión y no ejercieron la menor presión sobre las representaciones patronales y obreras; sobre todo de los primeros, para encontrar un compromiso aceptable. Naturalmente, los patronos quieren más y más beneficios, en detrimento, como siempre del hambre y miseria y de la degradante situación de los millones de obreros en paro, en los países de la Comunidad. Esto, seguimos insistiendo conduce a un empeoramiento de la situación social, en una sociedad de más en más llena de dificultades y peligros, y puede conducir a que se produzcan consecuencias incalculables, difícil de preveer, ante la angustiosa y alarmante situación económica y social de los trabajadores en paro.

Por José Martínez de Velasco
(Del P.S.O.E. Histórico)

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLII Número 12759 - 1979 agosto 23




Problemas Sociales: Prosperidad al Paro Obrero.
Reducción de la Jornada de Trabajo
José Martínez de Velasco

Estamos en el centenario de la fundación del Partido Socialista Obrero Español Histórico. Se ha cumplido un siglo de existencia, de ininterrumpida acción del PSOE Histórico, al servicio de la clase obrera. A lo largo de cien años de actividad permanente -incluso durante la etapa represiva de la dictadura- el PSOE Histórico consiguió importantes victorias en el plano político y social de España. Desempeño siempre un papel de primer plano en la historia del movimiento obrero en sus luchas políticas sociales y económicas. Las ventajas obtenidas, no fueron jamás regaladas, ni obtenidas gracias al consenso de los gobernantes, en compensación a otras concesiones concedidas por quienes firmaron a espaldas de la clase obrera los pactos de octubre de 1977.

Las ventajas obtenidas las obtuvo el PSOE Histórico, a través de una acción tenaz y perseverante, dura a veces, pues había que luchar contra la incomprensión de la burguesía y los poderes coercitivos del Estado. Todas esas ventajas se consiguieron por el heroísmo, el sacrificio y la acción de nuestros militantes.

Estamos aún lejos de haber alcanzado el objetivo definitivo. En la actualidad, no se trata de discutir marxismo sí o marxismo no. Sino de luchar para ganar la batalla del empleo, y conseguir la disminución a 36 horas semanales de trabajo, que conduce a la disminución del paro obrero; por el saneamiento de la seguridad social (salvando y reformando a fondo dicho organismo nacional). Por un reparto equitable y justo de la fiscalidad -los ricos menos ricos y los pobres menos pobres-, por la democratización en la empresa (mediante intervención y control obrero) por una mejor calidad de la vida y por la igualdad de derechos de hombres y mujeres.

Para triunfar en el combate entablado, hace falta una situación de fuerzas que sea favorable a la clase trabajadora. ¿Cómo puede conseguirse? Realizando una acción permanente en todos los planos de la actividad nacional, ejerciendo una constante presión obrera bajo distintas formas de lucha (no sólo existe la huelga como último recurso), puede colocar al movimiento obrero en posición de fuerza. La unión de los trabajadores, es necesaria para poder construir mañana una soledad más justa, más humana, más digna.

¿Quién es responsable del paro obrero? En los 4 años de crisis, el paro obrero ha alcanzado las cotas más alarmantes. Esta sí que es la primera prioridad que Gobierno y oposición parlamentaria, deben afrontar con valentía, resolución y firmeza, para darle una solución justa y cumplir así con las promesas electorales.

La patronal obtiene siempre provecho de la crisis económica. Al amparo de la crisis del petróleo, las grandes compañías multinacionales obtienen beneficios fabulosos. Producen beneficios y licencian a los trabajadores, hombres y mujeres, por decenas de miles. Con el cierre de fábricas y otras empresas, se pierden empleos y los jóvenes, no obtienen colocación.

En estas circunstancias y condiciones puede uno, honradamente sorprenderse de la amplitud que ha tomado el paro obrero en todos los países, y especialmente en España. Las cifras oficiales, hablan por ellas mismas. No las hemos inventado los partidos de izquierdas, ni los sindicatos obreros. No hay que olvidar, y estamos en la obligación de hacerlo saber a la clase obrera y a la opinión pública, que el crecimiento de la producción, la reacionalización y la prolongación de la crisis económica, continuará aumentando el paro obrero.

Si se continúa permitiendo que no se tomen las medidas urgentes que el país necesita, cada año habrá unos centenares de miles de obreros más, en paro forzoso. Una tal situación comienza ya a ser intolerable. Y un paro obrero elevado, sería muy peligroso -lo venimos repitiendo machaconamente, sin que el Gobierno tome las medidas que se impone- para la colectividad nacional. ¿Por qué?

Porque puede poner en peligro las libertades democráticas.

Porque cuesta cara a la sociedad y acentúa la presión fiscal sobre la renta.

Porque pone en peligro -el déficit es cada vez más alarmante- el funcionamiento de la Seguridad Social, por el descenso contante en las cotizaciones obreras y patronales.

Porque frena el progreso social y económico de nuestro país.

Decíamos en uno de nuestros anteriores artículos que había llegado el momento de cumplir las promesas electorales que se anunciaron al pueblo español para obtener sus sufragios el 3 de marzo, con soluciones prácticas en el plan económico. Y comenzar por reducir la duración del trabajo semanal a 36 horas. Con esa medida se reduce el paro obrero, creando nuevos puestos de trabajo. Para el Gobierno, y para la oposición parlamentaria también, terminó la era de las promesas. Hay que entrar en el terreno de las realidades, dando cumplida satisfacción a la clase trabajadora.

Por José Martínez de Velasco
(Del P.S.O.E. Histórico)

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLII Número 12783 - 1979 septiembre 20




Decisiones y Acuerdos del XII Congreso de la CIOSL.
José Martínez de Velasco
PSOE-Histórico

En noviembre último tuvo lugar en Madrid -por vez primera en la historia sindical-, el XII Congreso Mundial de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres. La crisis económica mundial que se agrava cada día y los peligros que representa para la clase trabajadora su desarrollo; la defensa de los derechos humanos y sindicales, y la salvaguardia de la paz, han sido los temas principales de las discusiones del Congreso.

Las preocupaciones fundamentales de este Congreso se encuentran recogidas en la publicación de un manifiesto que lleva por título: «Prioridades para los años 80». En dicho manifiesto se enumeran de forma precisa y clara las peticiones sindicales en el campo del empleo. Y otras 27 resoluciones y declaraciones complementan las resoluciones adoptadas en tan importante comicio sindical y obrero.

Vamos a examinar hoy, aunque no en profundidad -por falta de espacio-, algunas de las principales resoluciones del manifiesto aprobado.

El manifiesto que servirá de base a un plan de trabajo detallado, que debe establecer el Comité Ejecutivo de la CIOSL confirma la lucha llevada a cabo por la Confederación Internacional de Sindicatos Libres, para poder alcanzar los objetivos que fueron aprobados en su fundación en 1949. En efecto, fue en agosto de 1949 -añado yo- cuando se celebró en Ginebra, la reunión preparatoria a la constitución de la CIOSL. A esta reunión, como al Congreso constitutivo que se celebró en Londres, en diciembre de 1949 estuvo presente la Unión General de Trabajadores Histórica, representada por los insignes compañeros y dirigentes ejemplares del movimiento obrero español, Trifón Gómez y Pascual Tomás, presidente y secretario general de nuestra organización. Y Pascual Tomás fue designado vocal suplente del Comité Ejecutivo de la CIOSL, cargo que ocupó durante muchísimos años.

Pero volvamos a los objetivos aprobados en el primer Congreso de su fundación en 1949, Pan, Justicia y Libertad. Pan, que significa la seguridad y la justicia para todos: Libertad, en la democracia económica y política, y Paz, en la libertad, la justicia y la dignidad para todos.

En lo que se refiere a relaciones con otras organizaciones sindicales internacionales, la CIOSL, rechaza la cooperación con las organizaciones que colocan los intereses de los estados totalitarios, por encima de los intereses de sus militantes obreros. Y precisa con rotundidad que no deja lugar a dudas «que no puede haber un terreno de entendimiento entre la CIOSL y la Federación Sindical Mundial (comunista), en tanto que subsistan estos factores».

Sin embargo, la CIOSL expresa su voluntad de cooperar con todas las organizaciones sindicales nacionales y regionales que se consagran a la persecución de la libertad y de la democracia. Y lanza un llamamiento a la Confederación Mundial del Trabajo y a sus afiliados, para reemprender el diálogo que permitió la unificación general de la gran mayoría del sindicalismo Internacional libre y democrático, reforzando así la cooperación de los sindicatos a escala mundial.

En cuanto a la recesión económica de los años 70 que condujo al precipicio que padecemos en la década del 80, el documento condena a los gobiernos que han abandonado el objetivo del pleno empleo, usando de severas medidas políticas deflacionistas, operando los gastos públicos y desmantelando los servicios sociales de base. Deplora igualmente la actitud negativa de los empresarios, vis a vis de la seguridad del empleo y del bienestar de los trabajadores.

El manifiesto contiene un programa de doce puntos para la acción de la CIOSL, en la década del 80, que comprenden de forma principal, la lucha por el pleno empleo, mejores relaciones entre los países industrializados y países en vías de desarrollo en el cuadro de un nuevo orden económico y social; un mejor control a ejercer sobre las compañías multinacionales: más democracia industrial y económica, y un dispositivo más eficaz para defender los derechos humanos y sindicales.

Insiste sobre la necesidad de la solidaridad sindical internacional y lanza un llamamiento a las organizaciones más fuertes, para que estas realicen mayores esfuerzos en ayuda de los más débiles, sosteniendo las actividades de educación obrera y de organización, aportando su asistencia a los proyectos que tiendan a mejorar la situación de los trabajadores y la creación de nuevos puestos de trabajo.

Y refiriéndose a la paz, el manifiesto promete el apoyo total de la organización sindical internacional a todas las medidas que se tomen «para la realización y la salvaguarda de una paz duradera», y la igualdad completa de trato para los hombres y mujeres que trabajan.

José Martínez de Velasco
P.S.O.E (Histórico)

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLIII Número 12918 - 1980 febrero 26




El Parlamento Europeo.
José Martínez de Velasco
PSOE-Histórico

El parlamento europeo elegido el mes de junio de 1979, tras la consulta electoral, por primera vez de sufragio universal, rechazo en su sesión de diciembre el presupuesto de la Comunidad Europea. Los parlamentarios europeos, conscientes de su responsabilidad, rechazando el presupuesto han abierto así una crisis que no puede ser más que saludable a la realización de objetivos democráticos, tanto económicos como sociales.

La Europa y sus mecanismos tecnocráticos de decisión han ido decepcionando cada día mas a todos los que contribuyen a su construcción. Que lejos estamos del entusiasmo que suscitaban en la década posterior al triunfo de los países aliados en la segunda guerra mundial, los discursos de Spaak, Monet o Paul Finet. Europa es ante todo el instrumento de políticos nacionales, accionados por los Estados y el mundo capitalista. Este último, el mundo capitalista, esta –como siempre- preocupado, por encima de todo a mantener y aumentar sus privilegios.

Por el contra el mundo del trabajo, está lejos de conseguir el nivel europeo, la eficacidad en su acción, a pesar de las reuniones que a nivel comunitario llevan a cabo los sindicatos encuadrados en la C.E.S. Bien es verdad que se encuentra con frecuencia frente a los objetivos bien determinados de una política europea, que no son otros que la suma de las políticas nacionales, marcadas aun del más profundo conservadurismo.

Y al examinar esta situación, llegamos a la conclusión que las clases conservadoras entienden salvaguardar actualmente, el dispositivo de una política agrícola común elaborada en un periodo de penuria, cuando hoy, podemos interrogarnos, el uso que podía hacerse de la superproducción, De ahí, el conflicto permanente entre Inglaterra que ha llegado a amenazar varias veces, con retirarse de la Comunidad, y Francia, al respecto de los productos agrícolas y ganaderos.

Resulta intolerable que el 70% de los recursos de la comunidad, sirvan a financiar la política agrícola común, en cuanto que la política regional y social no representa más que el 6% de los gastos, y la ayuda al tercer mundo, apenas si alcanza el 7%. Y a la hora actual, en que escribimos este artículo, segunda quincena de marzo, se cuentan por varios millones los obreros en paro, en los países de la Comunidad Europea, y en España.

Ya hemos dicho y demostrado en anteriores artículos en «El Socialista» y en «Mediterráneo», de Castellón, que la Comisión Europea, no tenía ningún poder de control sobre las decisiones adoptadas por los ministros, especialmente los de Agricultura.

Tenían, pues, hasta la constitución del Parlamento Europeo en junio de 1979, poderes absolutos de decisión.

Si los ministros de Agricultura decidían por ejemplo aumentar en un 3% los precios de los productos agrícolas, eso representaba que tenían que añadir en los diferentes presupuestos de Estado de los países miembros, varios miles de millones. Y ese dinero había que encontrarlo, en detrimento de otras iniciativas más compatibles con nuestras dificultades sociales.

Por eso, por primera vez, damos la razón a los parlamentarios europeos de Strasbourg. Y les invitamos a proseguir, con la misma determinación en otros niveles y planos de la política a desarrollar por la Comunidad Europea. Por ejemplo en materia de reducción, de la duración de trabajo semanal, que repercutiría grandemente en aliviar el grave problema de desempleo.

Por lo que ha España representa, no debemos olvidar las discusiones entre la patronal y los sindicatos. Los empresarios españoles, no admiten esta disminución en la duración del trabajo semanal. Ni siquiera, a pesar del acuerdo marco con la UGT única central sindical que ha suscrito el acuerdo, admite situar la aumentación de los salarios, en la banda que corresponde, al aumento del coste de vida. Es decir, desenvolviendo siempre su tesis patronal, de defender sus solos intereses empresariales y de grandes beneficios, en contra de las legítimas reivindicaciones, ampliamente justificadas de la clase trabajadora española.

Y en las sesiones correspondientes a la segunda quincena de enero de 1980, el Parlamento Europeo, por unanimidad, condena la ocupación soviética de Afganistán. El debate puso en evidencia el aislamiento de los comunistas franceses. El Partido Comunista Francés, fue la única formación política de Europa Occidental que no condeno la intervención rusa.

Todas las demás formaciones europeas, socialistas, demócratas cristianos, conservadores, liberales, e incluso los comunistas italianos, condenaron en términos más o menos severos la agresión de Moscú, que representa la violación del derecho de los pueblos a su independencia.

Por eso ante el rechazo de los parlamentarios europeos del presupuesto comunitario, y la condena de la de la agresión soviética a Afganistán, nos hace pensar que un viento nuevo de auténtica democracia viene a instalarse en el terreno de las deliberaciones europeas. Que cunda el ejemplo. Sobre todo en España, habituados al consenso y acuerdos, a espaldas del Parlamento, sin conocimiento ni acuerdo de quienes tienen derecho a expresarlo: los trabajadores.

José Martínez de Velasco. P.S.O.E Histórico.

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLIII Número 12958 - 1980 abril 13




El Desarme y la Paz.
José Martínez de Velasco
PSOE-Histórico

Hace apenas cuatro meses que comenzamos un nuevo decenio. El año 2.000, no está muy lejos. ¿Qué nos aportará? Años de bienestar o años de desgracia. De bienestar, libertad y de paz, todo el mundo lo desea. Y por tanto negros nubarrones circundan el espacio. Ciertas minorías no dudan en lanzar a la desgracia a la mayoría de los ciudadanos.

De todas formas, según las previsiones económicas y sociales, se anuncia que será un decenio muy difícil a sobremontar, ante un horizonte de paz poco claro. Sin embargo, los mejores votos se formularon al comenzar 1980, y algunos llenos de esperanza.

Que es lo que nos falta en este mundo inquieto y preocupado de la década del 80. En principio y sobre todo tranquilidad y paz, porque la guerra mata y destruye. La guerra es terrible y no trae más que sufrimientos y mutilaciones, destrucción y desolación, dolores y miserias, ruina y muerte, y no arregla absolutamente nada. La imposición de hegemonías políticas por la fuerza de blindados y aviación, desgraciadamente lo estamos comprobando en Afganistán, ocupada por las tropas soviéticas, no es de buen augurio.

Es contraria a los principios de democracia, libertad e independencia, única esperanza para salvar a la humanidad de horrores y de injusticias.

Los peligros que provoca la loca carrera de armamentos continúa. Según una publicación aparecida en Bruselas a finales de abril, cuesta la astronómica suma de cuarenta y tres mil millones de francos por día. La sociedad actual debe luchar con valentía, para imponer el desarme total. Este puede conseguirse, mediante el diálogo, la discusión y la concertación.

Se impone organizar y de urgencia la reducción de armamentos, especialmente el energético y nuclear, de forma progresiva y general, simultánea y controlada en el respeto de la autodeterminación e independencia de los pueblos. Los misiles, son un peligro para la humanidad. Urge su destrucción, si queremos evitar -aún es tiempo- la desaparición de nuestro planeta.

El establecimiento y la consolidación de la libertad y de la democracia, en el mundo, son de imperiosa necesidad, en todos los países que aspiran a ser libres e independientes. Para conseguirlo, debe suprimirse toda ayuda en armas y material a las Juntas Militares, que asesinan a todos los ciudadanos que luchan por obtener sus libertades. Infinidad de países sufren hoy, regímenes de dictadura, de más en más inhumanas. No vamos a citarlos. Están en la mente de todos los ciudadanos. No debe olvidarse que la intolerancia, el racismo, el nacionalismo exaltado y fanático, son frecuente el germen y cuna del fascismo.

Libertad y Paz, de ahí los símbolos de la democracia, defendida con tanto ahínco y determinación por los hombres de buena voluntad. El materialismo se une así al humanismo que representa al Socialismo. Libertad y Paz, significan también …igualdad y fraternidad de los hombres y de los pueblos.

Una sociedad donde millones de niños y de adultos, mueren de hambre, mientras que otros viven en la opulencia más descarada, es inimaginable, intolerable e injusta. No tiene nada de igualdad, ni de fraternidad, ni de justicia. Estas intolerables desigualdades sociales no deben existir en la década del 80, deben por tanto reducirse, acortándose la distancia que separa a los que son inmensamente ricos y a los que no poseen ni siquiera el alimento indispensable para subsistir.

Estas desigualdades sociales tan chocantes, se encuentran igualmente, en el plano de la libertad individual y colectiva. El poder de decisión pertenece siempre, y en todos los niveles a una minoría privilegiada. Esto en el plano económico, es auténticamente cierto.

Se impone una transformación dinámica de la organización de la economía, que permita asegurar el pleno empleo a los trabajadores, el bienestar social, mejorar la calidad, de la vida, utilizando al servicio de la humanidad la energía y el átomo, y no para fines de guerra y destrucción.

Los signos de desestabilización que se acumulan actualmente en el mundo, debido muchas veces a la forma de actuación de las sociedades multinacionales, no tiene nada que ver con la potencialidad del ideal socialista, que hasta hoy, no ha podido encontrar, su concretización en no importa qué punto del globo.

Nosotros los socialistas del PSOE Histórico, no marchamos a remolque en ningún acontecimiento. Y menos aún, al dictado de organismos extranjeros. Nuestra responsabilidad política, como socialistas, nos obligó ya, y en su tiempo, a condenar severamente la ocupación rusa de Checoslovaquia, como denunciamos igualmente la escalada americana en Vietnam, que aparte los sufrimientos que ella ocasionaba al pueblo vietnamita y a la juventud americana, ponía en peligro la paz mundial, igualmente no estábamos de acuerdo en 1979, con la instalación de misiles nucleares americanos en Europa considerando que aumentaría los peligros de un conflicto armado.

Por eso hoy, denunciamos con energía la ocupación soviética en Afganistán, que representa la violación de los derechos humanos y la libre determinación de un pueblo a disponer libremente de su propio destino, aumentando la tensión internacional y poniendo nuevamente en peligro la paz en el mundo. Todo esto, demuestra consecuencia en nuestros principios socialistas y responsabilidad de nuestros actos.

Bueno será recordar, que la Paz, no puede reposar sobre bases sólidas, más que respetando estos principios, y que no puede ser edificada, con solidez, si no se procede a un desarme general, simultáneo y controlado de las dos superpotencias, que persisten ambas en sus propósitos de dominación universal.

José Martínez de Velasco
(P.S.O.E. Histórico)

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLIII Número 12991 - 1980 mayo 22




Libertad Individual y Colectiva.
José Martínez de Velasco
PSOE-Histórico

Cuando los caminos de la libertad se obstruyen, se dificultan, se cierran, el hombre entra en las tinieblas, y está expuesto a los mayores peligros. Sin libertad no hay vida, porque esta, la vida, corre el riesgo de perderse. Sin libertad no hay bienestar, porque el desasosiego y la preocupación lo dificultan. Sin libertad, no hay felicidad posible. Porque el hombre y la mujer, la sociedad, los medios de expresión y de propaganda, están amordazados.

¿Qué entendemos exactamente por libertad? Los socialistas desde que a finales de siglo aquel grupo de abnegados compañeros que junto a Pablo Iglesias, crearon el Partido Socialista Obrero Español, la inscribieron en su programa, luchamos de forma tenaz para defenderla. Libertad de expresión, sobre todo. De crítica, de expresión de ideas y de doctrinas. Libertad que aprueban todos los que de verdad son de espíritu y formación democrática. La aprueban, practican y defienden. Está sólidamente implantada en infinidad de países. Nosotros seguimos luchando por mantenerla en toda su integridad en España.

La idea de libertad, como la idea de la democracia, se ha presentado siempre bajo diferentes formas. Una de las libertades más fundamentales del individuo y de los pueblos, es la libertad de palabra. Libertad de palabra y derecho a la libertad de expresión. Esto indica que todos los ciudadanos, de no importa qué pueblo, raza o religión, tienen derecho a reunirse conjuntamente, para escuchar a no importa qué orador de su gusto, sobre no importa qué tema, o qué problemas tenga planteada la sociedad.

Esto implica que todo ciudadano debe disfrutar del derecho a la libertad para exponer ideas, programas y doctrinas. Para criticar de forma constructiva, la labor que realizan los gobiernos exponer doctrinalmente las soluciones económicas, políticas y sociales que a su juicio necesita resolver el país.

La libertad de palabra y de expresión, lleva implicita también la libertad de la prensa. Es decir, el derecho que tienen todos los hombres de escribir, imprimir y editar las diferentes opiniones que inspira su pensamiento, su formación espiritual y humana y la propagación de sus ideales, que le dicte su propia conciencia.

Eso permite a quien escribe o habla expresar, en una prensa libre, artículos de expansión de ideas y opiniones que puedan interesar a la opinión pública. Y de exponer ideas y concepciones, aunque sean diametralmente opuestas a las del régimen político actual. Sin miedo a la censura, a la prohibición de sus artículos y libros, o a la condena por los tribunales. Nuestro país sufrió durante cerca de 40 años, la censura, la prohibición de expresarse libremente. La libertad de expresión y de palabra, concede el valor al individuo y le da fuerza para exponer sus ideas individuales o colectivas. El derecho de discutirlas abiertamente sin ninguna clase de temor o miedo.

Todo esto se completa, mediante el derecho de poder expresar sin ninguna clase de coacciones, su opinión personal, mediante el voto, con toda seguridad y garantía, respetándola la inviolabilidad del escrutinio secreto y directo. Porque en definitivo, el derecho al voto para el hombre y la mujer, es la consecuencia real y efectiva de la libertad de expresión, pura y simple, libremente consentida y tolerada, por una sociedad democrática. Por eso el insigne repúblico don Manuel Azaña dijo que la «libertad no hace felices a los hombres. Los hace simplemente hombres».

No hay democracia, sin libertad. Como no hay Socialismo sin democracia. Por la libertad, por la democracia y por el socialismo, lleva luchando desde su fundación desde hace cien años, el Partido Socialista Obrero Español histórico. Restablecida que fue la libertad y del brazo con ella, nuestra principal tarea debe consistir en señalar con razonamientos y mediante la práctica constructiva, la falta de decisión en las soluciones de los problemas urgentes que España tiene planteados, como es el agobiante paro obrero, que la clase conservadora no toma en cuenta, permitiendo que la crisis actual, se agrave más cada día.

El pueblo, la juventud y la clase obrera, en sus luchas de liberación, necesitan claridad, decisión en la ejecución, para emanciparse de las enajenaciones que les oprimen. En la crisis actual que el País vive, hasta la excitación y la angustia, se destaca la conducta, sin dejarse perturbar en su acción, por slogans demagógicos.

Con independencia de criterio, no sometidos a ninguna injerencia extraña los socialistas del PSOE Histórico exponemos siempre con toda claridad y objetividad los problemas y apuntamos sus soluciones. Somos ardientes partidarios de la convivencia pacífica de todos los españoles. Como aspiramos, con no menor afán, a la paz social. Pero, la verdadera paz social no podrá lograrse, mientras exista la enorme desigualdad, entre un sector minoritario inmensamente rico y un sector mayoritario inmensamente pobre; y, mientras que no se opere el radical cambio de estructuras, que haga desaparecer a la actual sociedad dividida en clases, para dejar paso a una sociedad de hombres libres e iguales.

Los españoles necesitamos convivir en un marco democrático. La reconquista no debe quedar a cargo de un solo sector de españoles. Ha de ser obra de la comunidad nacional.

José Martínez de Velasco
P.S.O.E Histórico

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLIII Número 13020 - 1980 junio 25




La Democracia Económica y la Solidaridad Obrera.
José Martínez de Velasco
PSOE-Histórico

Mediante el libre ejercicio de la libertad, se llega a la práctica de la democracia. Democracia política de la que forma parte la democracia económica. La democracia económica influencia directamente en la propia existencia de todos los trabajadores. Y, en este terreno, nos encontramos lejos, bien lejos aún por desgracia, de las verdaderas y auténticas reglas democráticas.

El predominio del capitalismo, sus privilegios, el poder de la clase burguesa dominante, así como el liberalismo económico, determinan que obreros y empleados, en la década del 80, no vacilen en manifestar, que la sociedad actual, debe ser modificada, a fin que ésta sea democratizada también en el plan económico. Hemos afirmado, y es verdad, que no existe democracia sin socialismo, y precisamente para posibilitarlo mejor, es preciso que las situaciones conflictivas nacidas del antagonismo del polo de producción capitalista discurran por los cauces propios de toda nación civilizada. Hace falta de una vez y para siempre, que los españoles nos comportemos como hombres libres y conscientes.

Para ello, es necesario e imprescindible la solidaridad entre todos los trabajadores. Nada de división de la clase obrera. Solidaridad en todo momento, cuando esté en juego la existencia de los trabajadores, cuando esté en peligro las conquistas sociales adquiridas, y cuando se condena al hombre a los obreros, enviándoles al paro. Solidaridad, en un espíritu auténticamente socialista. Socialista, si, sin adulteración, ni mistificaciones.

Las organizaciones sindicales, tienen que demostrar con actos, que no pueden contentarse con comunicados un tanto demagógicos, a veces, para la galería y ser un lugar de reunión de «líderes sindicales», sino por el contrario: las Casas del Pueblo, los Sindicatos y las Federaciones de industrias tienen que ser los centros donde los sindicalistas acudan, para estudiar y discutir los problemas sociales y económicos. En una palabra para defender mejor y con mayor eficacia, los intereses de los trabajadores en todos los niveles de la vida nacional. Y si es necesario a nivel europeo, en signo y práctica de la solidaridad obrera internacional.

De otra parte, las organizaciones sindicales tienen que cambiar de táctica, en el plano de la educación obrera. Tienen que descartar por improcedente, lo que, hasta hace poco, fueron inculcando en las mentes de los trabajadores: la política del miedo, que presentaban, bajo la fórmula del peligro que corría la democracia, ante el temor de lo que pudiesen hacer, las fuerzas armadas de la nación.

Esa actitud disminuyó grandemente la acción en la lucha diaria, por obtener unas reivindicaciones justas y un mejor nivel de vida. Hay que explicar, pues, a la clase trabajadora, el verdadero contenido de la lucha de clases y el sentido profundo de la solidaridad obrera, sacando a los obreros del largo letargo a que han estado sometidos.

La historia del movimiento obrero nos demuestra que cuando los trabajadores habían adquirido por su educación societaria en el Sindicato, Agrupación Socialista y Casa del Pueblo, una conciencia de clase y practicaban la solidaridad obrera, en sus luchas contra la explotación, la clase obrera logró siempre obtener progresos sociales y económicos considerables.

A eso hay que volver. A pesar de las divergencias nacidas de la división del trabajo y de las teorías doctrinales. Es necesario reafirmar y practicar la solidaridad interprofesional de los trabajadores, y sólo cuando desaparezca la explotación del hombre por el hombre o por la máquina, existirá la auténtica paz social y la verdadera democracia política y económica.

Con sentido de la responsabilidad para consolidar la democracia y seguir avanzando en las conquistas sociales, y hacer frente a la crisis actual que padece España. Crisis que se caracteriza por las insoportables injusticias y desigualdades sociales. Por eso es indispensable la práctica de la solidaridad, totalmente entre los obreros y empleados, ya sean estos del andamio, taller, oficina o laboratorio; ya sean estos de sectores públicos o privados; entre los hombres y las mujeres, entre los que trabajan y los que se encuentran en paro.

Solidaridad en la lucha y acción, que consiste en forzar a los responsables de esta dramática situación -dos millones de obreros en paro-, a que intervengan, con seriedad, eficacia y decisión, de acuerdo con los trabajadores, para facilitar las soluciones que la gravedad de la situación impone. Y que con carácter prioritario, en la hora presente son: restablecimiento del pleno empleo, preservar y mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, mantenimiento de las conquistas sociales adquiridas, combatir los desequilibrios regionales, y estimular y orientar las inversiones públicas y privadas.

Como socialistas y sindicalistas del PSOE y U.G.T históricos, continuaremos luchando por obtener esos objetivos mantenerlos y consolidarlos, contribuyendo con nuestro esfuerzo a consolidar la democracia, las conquistas sociales y los procesos autonómicos.

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLIII Número 13057 - 1980 agosto 7




La crisis económica, ¿Por qué…?
Análisis de la situación I.
José Martínez de Velasco

Se ha venido engañando al pueblo haciéndole creer, que habíamos alcanzado la prosperidad. Y ahora observamos, que nuestra economía, no está construida sobre fundamentos serios. Al contrario. El peligro en que nos encontramos no es solamente la catástrofe de la crisis y el desempleo en masa, sino, además, el deterioro económico y la gradual decadencia en la política de inversiones.

Esta grave crisis económica, no solo no se ha resuelto, a pesar de las promesas del Gobierno, sino que se agrava de forma permanente. El número de trabajadores, aumenta cada año en proporciones alarmantes, que debe inquietarnos a todos los demócratas españoles. Infinidad de industrias han cerrado sus puertas. La descomposición de la red industrial ha hundido en la decadencia a numerosas provincias y regiones españolas. La existencia de sectores industriales completos, está en entredicho. ¿Cómo entiende la clase capitalista y los poderes públicos salir de esta crisis? Para la clase dirigente actual, sus principios y precauciones principales, consisten en comprimir al máximo los costos salariales e imponer la austeridad a los trabajadores. De esta forma puede distribuir mejor los fabulosos beneficios obtenidos al sacarle de esta crisis, en favor de sus accionistas, creando así una nueva fase de acumulación de capital.

¿Cómo puede controlarse esta política? Con la acción seria, metódica, responsable y eficaz de la clase trabajadora, movilizándose para exigir que no se lleve a cabo la política de desmantelamiento de nuestras industrias, el cierre de fábricas, y la disminución de las conquistas sociales adquiridas por los obreros, a base de esfuerzo y de sacrificio. Discutiendo razonadamente en la negociación de los convenios colectivos, teniendo en cuenta el aumento del costo de la vida en todos los sectores económicos vitales para el desarrollo industrial de España.

Seguir reivindicando la reducción del trabajo semanal a 36 horas, acrecentar la responsabilidad de los obreros sobre sus condiciones de trabajo y de vida, y a trabajar para transformar los mecanismos de la economía capitalista, a través de las profundas reformas de estructuras, que venimos reclamando reiteradamente, la planificación teniendo en cuenta las necesidades de cada región y la descentralización.

¿La crisis económica, por qué…? A nuestro entender se ha producido en dos tiempos. Al principio la crisis actual se revistió, o la revistieron de la inflación, para conocer la forma presente de la depresión. La tasa del producto de los beneficios alcanzados en la feliz década de los 69, y a la resistencia de los trabajadores a que se reduzca su poder adquisitivo, son el origen del enfrentamiento, por el reparto de recursos y de beneficios.

La baja de rentabilidad del capital invertido (falso argumento empleado como demostraremos analizando los balances de beneficios obtenidos en 1979) es el pretexto invocado por las empresas petroleras y grandes trust bancarios, para justificar la modificación en su favor del beneficio en la participación de las rentas entre el capital y el trabajo. Modificación que conduciría a un nuevo crecimiento de la productividad, economizando naturalmente la mano de obra, agravando de este hecho las condiciones de vida de los trabajadores. La acción sindical se amplifica, pues. La inflación se convierte, mediante la persecución de la acumulación de capital, y va a coexistir de forma irremediable con el paro obrero.

La lucha contra la inflación se convirtió desde entonces, de ello, no tenemos la menor duda, en el objetivo número uno de los países industrializados.

De ahí, la tentativa de los empresarios españoles de encuadrar los salarios, con sus propuestas de austeridad y de su voluntad de limitar el desarrollo de los gastos públicos. De ahí, también, la reducción en las posibilidades de conceder créditos a numerosas empresas en dificultad o en quiebro. Lo que determina nuevos licenciamientos y nuevos obreros al paro. Y de esta forma la rentabilidad del capital, exige al mismo tiempo la puesta en causa del poder de compra de los trabajadores.

¿Cuál debe de ser la actitud de la clase obrera ante esta situación? A mi entender, para salvar el empleo, la clase obrera debe movilizarse en torno a un programa de reivindicaciones, centrado principalmente sobre la idea ya generalizada en Europa de la reducción de la jornada de trabajo. Y a medio y corto plazo, sobre las reformas de estructura que el país necesita.

En lo inmediato debe consistir, como se discute en Alemania, Francia, Bélgica, en reivindicar las 36 horas de trabajo semanal. Teniendo en cuenta la posibilidad de los avances tecnológicos, la producción aumenta de más en más. Al mismo tiempo, cada año existieron más jóvenes que salen de las escuelas industriales técnicas y de las facultades, que de trabajadores que abandonan el trabajo. Y muchas más mujeres que desean encontrar empleo. En estas condiciones, hay que conseguir repartir el volumen del trabajo disponible, entre todos los trabajadores. Toda oposición entre los que trabajan y los que se encuentran en paro, conduciría a un cierto fascismo, que hay que evitar.

Está claro que esta reducción lleva implícito el salvar los empleados actuales y poder emplear a trabajadores en paro. En nuestro nuevo artículo volveremos de nuevo a examinar la crisis económica y los beneficios obtenidos por la clase capitalista. Beneficios que no se emplean en inversiones generadoras de nuevos empleos, sino para la acumulación del capital.

José Martínez de Velasco
(PSOE-Histórico)

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLIII Número 13071 - 1980 agosto 23




Austeridad y Solidaridad para todos.
José Martínez de Velasco
PSOE-Histórico

Para justificar la inoperancia y la falta de eficacia, desde hace algún tiempo, discursos y declaraciones políticas sobre la austeridad, están de nuevo a la moda, imposible de abrir un periódico, escuchar la radio, mirar la televisión, sin tener que soportar a los nuevos magnates de la patronal o a los «barones» del Gobierno y de la «oposición parlamentaria», esta nueva campaña de intoxicación.

Algunos dicen que los españoles viven bien. Si bien otros dicen que viven muy por encima de sus medios. Mientras los más audaces afirman que tienen muchas ventajas: salarios elevados, ventajas sociales numerosas…

La realidad es bien distinta. Y nos preguntamos, la austeridad, ¿para quién? El drama en nuestro país, es que traducen siempre «la austeridad para todos», en austeridad solo y exclusivamente para los trabajadores. Estos deben contentarse con su salario actual, aunque la inflación, según declaraciones oficiales, haya alcanzado ya la cota del 17 por 100.

Un paro obrero que bate todos los records. Jamás en nuestra historia hemos tenido el número actual –con tendencia a aumentar- de trabajadores en paro: cerca de dos millones.

Las quiebras de pequeñas industrias, artesanales y comerciales se han multiplicado. Ni el Gobierno ni la «oposición parlamentaria», no han atacado a fondo, como están obligados con el compromiso obtenido con sus electores, los males que sufre nuestra economía. Son, pues responsables de los fracasos económicos, la inflación y el desempleo: Han paralizado la expansión y dejado que nuestro país se convierta en uno de los campeones de Europa del desempleo.

Los españoles asisten impasibles y con frecuencia impotentes, a la degradación social y económica de España. Esta crisis que sufrimos, no es una fatalidad. Hay que reaccionar, Hace falta cambiar de política y de hombres. Hace falta un programa de inversiones, capaz de dar satisfacción a las legítimas reivindicaciones de la clase obrera, garantizando su existencia. Y atacar a fondo el grave problema de las desigualdades sociales.

Existen fuentes de ingresos que pueden realizarse sin grandes traumas ni trastornos económicos, aplicando un impuesto fiscal progresivo sobre las grandes fortunas y el capital acumulado de las grandes sociedades multinacionales. Igualmente sobre la herencia, que continua siendo el principal medio de transmisión de la fortuna y del poder económico. Por eso, consideramos que un aumento progresivo de la tasa de imposición sobre las grandes fortunas, debe comenzar a aplicarse inmediatamente. Dictando las disposiciones que alcancen a todos los que viven espléndidamente bien y no a los que viven desgraciadamente mal. Eso sería practicar la auténtica austeridad, soportada por todos, en beneficio de la colectividad nacional y de la democracia.

El producto de este impuesto especial, podría ir a nutrir la caja de un fondo nacional de solidaridad, y seria aplicado en tres sectores concretos. A saber, en ayudad a las pequeñas y medianas empresas en dificultad, evitando así nuevos cierres y licenciamientos de obreros; subvención a todos los obreros en paro, y a todos los que se encuentran inscritos en las oficinas de colocación, creación de nuevas industrias generadoras de nuevos empleos; y, ayuda inmediata a los agricultores en dificultad y acudir de urgencia en remedio de las catástrofes que producen las sequias.

Estas medidas fiscales deben ir acompañadas al mismo tiempo de una nueva promoción de nuevos puestos de trabajo a través de una planificación democrática, en las industrias claves de la economía nacional, dotando de los medios necesarios a la Oficina de promoción Industrial, que sería reforzada y controlada por las iniciativas públicas y de representación obrera. En suma una verdadera y autentica planificación controlada. Toda esta serie de medidas incidirían en una política industrial y comercial renovada, asociando a ellas servicios tecnológicos y científicos.

Nosotros entendemos y entendemos bien, que hemos de ampliar nuestra actuación, siempre con la vista puesta –como es norma en el PSOE y UGT históricos- en la defensa de los intereses legítimos e indiscutibles de la clase trabajadora. Pero al mismo tiempo, con la inquebrantante determinación de proseguir el combate hasta conseguir el paso a una nueva sociedad. Una sociedad de auténtica democracia, de verdad, no en el papel. Y menos que pueda sernos impuesta por representantes de intereses extraños, por no decir extranjeros. De esta forma si podremos cambiar la vida, para vivir mejor y vivir de otra manera, demostrando entonces que sí, es verdad, «que los españoles viven bien», y que se les ha facilitado una mejor vida, que les permita con el gran sentido de la responsabilidad dentro de la democracia, continuar su marcha hacia la sociedad socialista.

Para realizar estos objetivos nuestras históricas organizaciones del PSOE y UGT, continuaran llamando a todos los trabajadores, a todas las trabajadoras para que unan su esfuerzo con el nuestro, con vistas a poder desarrollar una política seria, honesta, eficaz, para que las reformas de estructuras que venimos machaconamente reclamando, se conviertan en auténtica realidad.

José Martínez de Velasco
PSOE (Histórico)

Mediterráneo: Prensa y Radio del Movimiento Año XLIII Número 13120 - 1980 octubre 19




El Partido Socialista.
El mejor homenaje a ...
Por Ana Pardo de Vera

El 2 de mayo de 1879, un grupo de 25 personas, entre obreros e intelectuales reunidos en la taberna Casa Labra, dieron vida al segundo partido obrero del mundo. Guiando ese proyecto clandestino, un joven de 28 años, Pablo Iglesias, asumía la primera presidencia del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

El PSOE fue, en 1879, el segundo partido obrero que nacía en el mundo. Un gallego, oriundo de O Ferrol en 1850, lo fundó en la taberna madrileña Casa Labra en 1879, pocos años después de que tuviera lugar la restauración borbónica en España, en la persona de Alfonso XII y en plena fragua de un sistema monárquico restaurador de democracia limitada, inspirado por Cánovas del Castillo. Junto a Pablo Iglesias Posse, que encabezaba la comida de fraternidad, estaban 25 personas, concretamente 16 tipógrafos, cuatro médicos, un doctor en ciencias, dos joyeros, un marmolista e, ironías del destino, un zapatero.

Organización [1879-1921]. El PSOE, según reconocía su fundador, no se haría conocido hasta 1986, aunque la Ley de Asociaciones Obreras que promovió el entonces presidente del Gobierno, Práxedes Sagasta, permitió en 1881 la legalización de todos los partidos. El 12 de marzo de 1886 apareció el primer número de El Socialista, portavoz oficial del partido hasta nuestros días, y en 1888, se celebra el I Congreso del PSOE en Barcelona, que aprobó el programa definitivo, dotó al partido de una organización nacional basada en federaciones y fijó la sede del Comité Nacional en Madrid, con Pablo Iglesias como presidente. En esas mismas fechas, se celebró el Congreso fundacional de la Unión General de Trabajadores (UGT), cuya presidencia ostentó García Quejido, aunque acabaría pasando también a Iglesias. En las elecciones legislativas de 1910, las candidaturas republicano-socialistas tuvieron un importante apoyo, con el que Iglesias resultó elegido diputado por Madrid. Por primera vez, en el Parlamento español se pudo oír la voz de un socialista. El paro general de 1917 terminó con la cárcel para los miembros del comité de huelga formado por PSOE (Julián Besteiro y Andrés Saborit) y UGT (Francisco Largo Caballero y Daniel Anguiano) en colaboración con los republicanos y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y, meses después, la Revolución Bolchevique de octubre y la fundación de la III Internacional organizada por Lenin introdujeron elementos de división en el movimiento obrero internacional, que en España se vio reflejada con la escisión del PSOE del que se llamó Partido Comunista Obrero Español, partidario de las tesis del ruso.

Crecimiento y afianzamiento [1921-1931]. Hasta 1923, el PSOE crece lentamente y será, paradójicamente, durante la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930) cuando el partido conoce su reafirmación, aunque no se salva de fricciones internas al optar Besteiro y Largo Caballero por la colaboración con el régimen imperante frente a las tesis de Indalecio Prieto, que pide una oposición sin excepciones a los de Primo de Rivera y dimite de la Ejecutiva del PSOE. El PSOE pasa a la ilegalidad y sus dirigentes se integran en la UGT, originando una etapa de expansión en la sombra. En diciembre de 1925, muere en Madrid y con 75 años Pablo Iglesias. Su entierro constituyó una de las manifestaciones más multitudinarias conocidas en la Historia de España y fue sustituido en la presidencia del PSOE por el profesor Julián Besteiro, vicepresidente durante diez años y que dimitiría en 1931 por entender que el socialismo debía mantener un proyecto diferenciado del republicanismo. Mientras, en los años 20, se van incorporando intelectuales al equipo dirigente socialista, que se vuelca en el apoyo a los republicanos hasta que en abril de 1931 triunfa la II República. La exitosa alianza, recogida en el llamado Pacto de San Sebastián, les llevó a conseguir la mayor fuerza política y, en las primeras elecciones, el PSOE obtuvo 115 escaños, mientras que en las segundas, rota ya la coalición socialista-republicana, 60 diputados.

Protagonismo político durante la II República [1931-1939]. El PSOE fue, desde el primer momento, uno de los principales soportes del nuevo régimen republicano y uno de los protagonistas más destacados de todas sus vicisitudes. Sin embargo, a partir de 1932, las diferencias anteriores comienzan a ser fisuras en el seno del socialismo español, provocadas por la oposición de algunos sectores a la participación del partido en el gobierno de coalición de la República, como se refleja en el XIII Congreso del PSOE. En 1933, el triunfo de la Confederación Española de Derechas Autónoma (CEDA) y la fuerte represión de la revolución de Asturias provoca la unión de las fuerzas progresistas y republicanas y en febrero de 1936, el Frente Popular (PSOE, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Partido Comunista de España, Juventudes Socialistas, Partido Sindicalista, POUM y UGT) gana las elecciones con 257 diputados, de los que 99 son del PSOE. Tras el intento fallido de implicar a un líder socialista moderado como Prieto al frente de las responsabilidades políticas de la nación, se formó un Gobierno exclusivamente republicano presidido por Casares Quiroga. Pocos meses después, tras el golpe militar de julio de 1936, el PSOE defiende la legalidad republicana, lo que al acabar la contienda costó a sus militantes largas penas de cárcel e, incluso, la muerte, como a Besteiro en 1940. Durante la Guerra Civil, muchos socialistas se unen a las guerrillas antifranquistas y a partir de 1939, el exilio provoca un periodo de enfrentamientos y conflictos entre las diversas tendencias del PSOE.

Clandestinidad [1939-1977]. En 1944, se celebra en Toulouse y bajo el liderazgo de Indalecio Prieto, el primer congreso en el exilio del PSOE. Prieto cederá su puesto en 1951 a Rodolfo Llopis, que asume la Secretaría General. Ya en 1959, comienza el enfrentamiento entre los socialistas exiliados, dirigidos por Llopis, y los que permanecen en España. Éstos, sin estrategia ni medios, van cediendo al PCE el protagonismo en la lucha contra la dictadura. En 1972, se celebra en Toulouse el Congreso de la renovación, el XXV, que produce la escisión del PSOE en dos sectores, el histórico o del Exterior, encabezado por Llopis, y el renovado o del Interior, dirigido por Nicolás Redondo y Felipe González. Comienza así, entre 1972 y 1974, una nueva etapa, en la que el viejo equipo dirigente es sustituido por los nuevos líderes, Redondo, González, Pablo Castellano y Enrique Múgica. Aun así, en 1974, el PSOE toca fondo y baja de los 80.000 afiliados que tuvo en 1933 a sólo 2.000. Tiene lugar, entonces, un acontecimiento que dará un vuelco a la historia del PSOE: el Congreso de Suresnes, el número XXVI, que supone la consolidación del sector renovado como el auténtico Partido Socialista. Felipe González es elegido nuevo secretario general, al renunciar a este puesto Nicolás Redondo. En diciembre de 1976, aunque el PSOE aún es ilegal, está tolerado y protegido por la policía y celebra su primer congreso en España desde la dictadura. González, que no apoya la reforma política de Adolfo Suárez, es reelegido secretario general. Comienza la remontada y, seis meses después del Congreso, de los 2.000 militantes de 1974, el PSOE pasa a 50.000. En febrero de 1977, el partido es legalizado y cuatro meses después, se celebran elecciones constituyentes. El PSOE obtiene 118 escaños, casi el 30% de los votos.

Consolidación y renovación [1977-1982]. En marzo de 1979, se celebran elecciones generales. El PSOE tras su unificación con el Partido Socialista Popular (PSP), consigue 121 diputados en el Congreso de los Diputados. Dos meses después, en la celebración del XXVIII Congreso, Felipe González pone objeciones a que el término marxista siga definiendo al PSOE, propuesta que es rechazada por la comisión política y que lleva a González a renunciar a su reelección como secretario general. La dirección queda, pues, en manos de una gestora presidida por Federico de Carvajal. En septiembre de 1979, se celebra un congreso extraordinario durante el que se eliminan los postulados marxistas, alineándose el PSOE con las tesis de la mayoría de las fuerzas socialistas existentes entonces en Europa. El marxismo queda como una de la aportaciones al socialismo, instrumento teórico y crítico, pero no dogmático, y el Partido Socialista vuelve a estar liderado por González. Al mismo tiempo, la crisis progresiva de la UCD y el intento de golpe de Estado del 23-F de 1981, agudizan la necesidad de cambio político. El 28 de octubre de 1982, se celebran elecciones generales y el PSOE obtiene mayoría absoluta con más de diez millones de votos y 202 diputados. Felipe González es investido presidente del primer Gobierno socialista de la Historia de España.

Gobierno socialista [1982-1996]. En junio de 1986, se celebran de nuevo elecciones generales y el PSOE obtiene su segunda mayoría absoluta, gracias al espíritu de cambio predominante en la sociedad española y a una campaña electoral dirigida por Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE hasta 1996. A partir de entonces, el partido se esfuerza por la integración y apertura que facilita la incorporación de otros sectores procedentes del eurocomunismo renovador y de la izquierda nacionalista, como el de Enrique Curiel, ex vicesecretario general del PCE, en 1990; el Partido de los Trabajadores (PTE), en 1991, y Euskadiko Ezquerra, en 1993. En las elecciones generales de octubre de 1989 y de junio de 1993, el PSOE vuelve a ganar, aunque en las últimas, pierde la mayoría absoluta. En marzo de 1996, el PSOE pierde las elecciones generales al obtener el 37,62% de los votos y 141 diputados, frente a los 156 escaños del PP. Los 14 años de mandato socialista bajo la presidencia de Felipe González trajeron grandes avances de carácter progresista respecto a las etapas anteriores, como la Ley de Despenalización del Aborto; la reforma de la Educación; la reforma de la Sanidad, o la de las Fuerzas Armadas. Además, España empezó a cobrar un papel protagonista en el exterior, con su entrada en la Comunidad Económica Europea (CEE) y en la OTAN. Sin embargo, algunas sombras, que repercutieron de forma interna en el partido, tiñeron las felices expectativas del PSOE en 1982 y le llevaron a una profunda crisis que desembocó en la pérdida del Gobierno. Fueron, sobre todo, el enfrentamiento con la UGT, cuatro huelgas generales, sucesivos casos de corrupción, la implicación en los GAL o el escándalo de las escuchas de CESID, los que tocaron irremediablemente al PSOE de González.

En la oposición [1996-2004]. En junio de 1997, durante el XXXIV Congreso del PSOE, González anuncia su abandono de la Secretaría General y el partido se decanta por elegir a Joaquín Almunia como nuevo líder y convocar primarias para votar al nuevo candidato a la presidencia del Gobierno. José Borrell es designado en abril de 1998, provocándose la famosa bicefalia en el seno del PSOE. Sin embargo, el hoy número uno de la lista socialista para las europeas del 13-J renuncia como presidenciable al estallar el caso Huguet-Aguiar, en el que se hallan implicados por fraude dos de sus ex colaboradores en el Ministerio de Hacienda. En 1999, el Comité Federal respalda la candidatura del secretario general Almunia para sustituir a Borrell en las elecciones generales de marzo de 2000. Se produce entonces el gran fracaso socialista, con 125 diputados frente a los 183 del PP, que obtiene la mayoría absoluta. Almunia dimite junto a toda la Ejecutiva y se crea una comisión provisional que preside Manuel Chaves, jefe del Ejecutivo andaluz. El 23 de julio de 2000, durante el XXXV Congreso, José Luis Rodríguez Zapatero, joven diputado leonés de 39 años, es elegido nuevo secretario general del PSOE al ganar a José Bono, Rosa Díez y Matilde Fernández, los otros candidatos a liderar el socialismo. Chaves es elegido presidente del PSOE y el nuevo líder Zapatero emprende lo que él llama cambio tranquilo y cuyo estilo es cuestionado, incluso, desde sus propias filas,; se basa en la lealtad al Gobierno popular en los grandes temas de Estado y en la práctica de una oposición útil. Firma con el Ejecutivo del PP el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo (diciembre de 2000), el Pacto de Estado para la Reforma de la Justicia (mayo de 2001) y un pacto sobre el proyecto de Ley de Partidos Políticos (mayo de 2002), que hizo posible la posterior ilegalización de Batasuna mediante acuerdo parlamentario.

Regreso al poder [2004-...]. El 14 de marzo de 2004, contra todo pronóstico, José Luis Rodríguez Zapatero gana las elecciones generales y desbanca al PP de la mayoría absoluta, que obtiene 148 escaños. España había sufrido en Madrid, tres días antes, el peor atentado terrorista de su historia, que provocó casi 200 muertos y cientos de heridos. A pesar de no obtener la mayoría absoluta (164 escaños), Zapatero opta por formar un Gobierno monocolor y recurrir al apoyo parlamentario del resto de las fuerzas políticas para su investidura como presidente del Gobierno (la obtuvo de todos menos el PP) y para las políticas previstas, entre ellas, la reforma de la Constitución y de los Estatutos.

Líderes del PSOE
(1879-2004)

Pablo Iglesias: fue elegido presidente del Comité Nacional del PSOE en el I Congreso celebrado del 23 al 25 de agosto de 1888, en Barcelona. Reelegido en los sucesivos congresos hasta su muerte, en 1925.

Julián Besteiro: asume la presidencia de la Comisión Ejecutiva del partido el XII Congreso del PSOE, que tiene lugar entre el 10 y el 12 de julio en Madrid, cuando fallece su fundador.

Francisco Largo Caballero: se hace con la presidencia de la Comisión Ejecutiva del PSOE en su XIII Congreso, celebrado entre el 6 y el 13 de octubre de 1932, en Madrid.

Enrique de Francisco: en los XIV y XV Congresos de los socialistas, el I y el II en el exilio, celebrados en la localidad francesa de Toulouse los días 24 y 25 de septiembre de 1944 y del 22 al 26 de mayo de 1946, respectivamente, es elegido presidente de la Comisión Ejecutiva del PSOE.

Indalecio Prieto: preside la Comisión Ejecutiva del PSOE desde su XVI Congreso, celebrado del 25 al 29 de marzo de 1948 en Toulouse. Es el III en el exilio. Volverá a liderar a los socialistas españoles en el XVII Congreso (IV en el exilio)

Trifón Gómez: el Congreso Extraordinario celebrado el 31 de marzo y el 1 de abril en Toulouse le da la presidencia de la Comisión Ejecutiva del PSOE tras la dimisión de Prieto. Es reelegido en el XVIII Congreso (V en el exilio), que se celebra en Toulouse del 15 al 18 de agosto de 1952.

Pascual Tomás: asume la presidencia de la Comisión Ejecutiva del PSOE en el XII Congreso (IX en el exilio), después de tres cónclaves en los que el liderazgo recayó en la figura del secretario general, Rodolfo Llopis.

Ramón Rubial: presidente de la Comisión Ejecutiva en el XIII Congreso (X en el exilio), celebrado del 12 al 15 de agosto de 1967 en Toulouse. Durante el XXV Congreso (XII en el exilio) formó parte de la Comisión Ejecutiva del Interior, complementaria de la del Exilio. Tras la muerte del dictador Franco (1975), el PSOE celebra su XXVII Congreso del 5 al 8 de diciembre de 1976 en Madrid y fuera ya del exilio y Rubial vuelve a ostentar la presidencia, que no abandonaría hasta su muerte, en 1999, salvo en el XXVIII Congreso.

José Federico de Carvajal: preside la Comisión Gestora del XXVIII Congreso, que tiene lugar del 17 al 20 de mayo de 1979 en Madrid y que ha de encargarse de convocar un congreso extraordinario en no más de seis meses.

Manuel Chaves: tras la muerte de Rubial, fue elegido presidente del PSOE en el XXXV Congreso, celebrado en Madrid los días 21, 22 y 23 de julio de 2000.

SECRETARIOS GENERALES

Rodolfo Llopis: primer secretario general de la Comisión Ejecutiva del PSOE. Esta figura surge en el I Congreso en el exilio, el XIV. Se mantiene en los cónclaves XV, XVI, XVII, el extraordinario de 1951, XVIII, XIX, XX, XXI (en estos cuatro desaparece la figura de presidente de la Comisión Ejecutiva), XXII, XXIII y XXIV (también sin presidente)

Felipe González: es elegido primer secretario de la Comisión Ejecutiva del PSOE en el XXVI Congreso, celebrado en el municipio francés de Suresnes del 11 al 13 de octubre de 1974. Reelegido en el XXVII Congreso, es nombrado secretario general en el Congreso Extraordinario del 28 y 29 de septiembre de 1979, celebrado en Madrid, tras haber dimitido en el anterior cónclave, en mayo del mismo año. Alcanza la Presidencia del Gobierno en 1982 y mantiene la Secretaría General hasta que, en 1997, tras haber perdido las elecciones generales de 1996 frente al PP, deja el cargo por sorpresa en el XXXIV Congreso de junio.

Joaquín Almunia: tras la dimisión por sorpresa de Felipe González, durante el XXXIV Congreso, logró el apoyo del aparato y de los barones del partido para ser el nuevo secretario general.

José Luis Rodríguez Zapatero: la dimisión de Joaquín Almunia tras las elecciones generales de marzo de 2000, deja al PSOE sumido en una crisis y con cuatro candidatos dispuestos a optar mediante primarias a la Secretaría General -Matilde Fernández, Rosa Díez, José Bono y José Luis Rodríguez Zapatero-. Gana este último, que además, en 2004 apea al PP de su mayoría absoluta logrando la victoria en las primeras generales a las que se presenta, el 14 de marzo.

SECRETARIOS DE ORGANIZACIÓN

José Martínez de Velasco: el XXIV Congreso (XI en el exilio), celebrado del 13 al 16 de agosto en Toulouse, inaugura la figura del secretario de Organización, que se ha revelado, desde entonces y en adelante, clave y con un gran poder en la maquinaria del partido.

Juan Iglesias: en el XXV Congreso (XII en el exilio), celebrado del 13 al 15 de agosto de 1972 en Toulouse, lidera desde ese puesto la Comisión Ejecutiva en el exilio.

Nicolás Redondo: accede a la secretaría de Organización de la Comisión Ejecutiva del PSOE en el último congreso en el exilio, el XXVI de Suresnes.

Alfonso Guerra: el primer Congreso del PSOE fuera del exilio, el XXVII, le sienta en el número tres de la Comisión Ejecutiva del PSOE. Dimite junto a González en el XXVIII Congreso y es nombrado vicesecretario general -figura de nueva creación- en el Congreso Extraordinario de 1979, puesto que mantiene hasta la dimisión de Felipe González, en el XXXIV Congreso.

Carmen García Bloise: es la única mujer que ha ocupado este puesto en la Comisión Ejecutiva del PSOE y accede a él en el Congreso Extraordinario de 1979, celebrado en Madrid. Se mantiene en el cónclave XXIX.

José María Benegas: accede a la Secretaría de Organización en el XXX Congreso, celebrado del 13 al 16 de diciembre de 1984. Se mantiene en los cónclaves XXXI y XXXII, y en el XXXIII pasa a ocupar la secretaría de Relaciones Políticas e Institucionales.

Cipriá Ciscar: accede a este puesto en el XXXIII Congreso del PSOE, celebrado del 18 al 20 de marzo de 1994 en Madrid, y sale reelegido en el XXXIV de 1997, aunque presenta su dimisión en 1999 para liderar a los socialistas valencianos.

José Blanco: el secretario de Organización socialista, llegó de la mano de Zapatero en el XXXV Congreso que dio a éste la Secretaría General. El nuevo presidente del Gobierno lo ha dejado al mando del búnker socialista al acceder él a La Moncloa. Tras las elecciones del 14-M, es el hombre fuerte del PSOE y, sin duda, esto se verá reflejado en el XXXVI Congreso, previsto para el primer fin de semana de julio.



Fotografía: Archivo fotográfico FPI
Fuentes: Archivo Exilio PSOE (AE 110-5, 111-3 y 4, 114-1, 10 y 11, 115-10, 116-5, 646-4, 704-1 y 705-1/FPI);
CDMH/Salamanca (Fichas AS Madrid); Dirigentes de la UGT (FPI); ES 28.VII.1949, 18.VIII.1955, 28.VIII.1958 y 27.VIII.1964; NS 21.XII.1972; Familia Martínez