El Padre Martínez.

Nació en Fuentes de Ropel
y se crio en San Esteban del Molar.

El general y el secretario de la Orden de los Dominicos, fallecen en un accidente.

Noticia de Perpiñán

Perpiñán, 30.- El general de los Padres Dominicos, Padre Suárez, y el secretario general de la misma Orden. Padre Martínez, han muerto en un accidente de automóvil esta mañana. EFE.

En Salses

Acerca del, accidente que ha costado la vida al general de los Padres Dominicos, padre Suárez, y al secretario general de la misma, padre Martínez, se conocen los siguientes detalles:

Los dos religiosos se hallaban en ruta hacia España por el sudeste de Francia.

Realizaban el viaje en un automóvil «Fiat», que chocó contra un árbol, a las seis de la mañana (hora local), cerca de Perpiñán en el pequeño pueblo de Salses. Los dos resultaron muertos instantáneamente.

Su identificación fue realizada por el obispo de Perpiñán, monseñor Bemard, que inmediatamente se trasladó al lugar del accidente.

Los cadáveres fueron trasladados a la iglesia del pueblo de Salses, donde quedaron en una de las capillas de la misma.

La policía, que ha comenzado inmediatamente las diligencias para determinar las causas del accidente, asegura que el padre Martínez, de 47 años, secretario general de la Orden de Predicadores, conducía el coche cuando se produjo esta mañana el fatal accidente que costó la vida a ambos.

Creen las autoridades que el padre Martínez se adormeció mientras conducía, y que ello fue la causa de que el vehículo se estrellase contra un árbol. El chofer de un camión que venía detrás se apresuró a socorrer a los dos ocupantes del «Fiat», pero cuando llegó habían muerto ya. –EFE

Jueves 1 de julio de 1954


El Padre Aureliano Martínez

Sentimiento en Zamora por la muerte del Secretario General de los Dominicos

En viaje hacia España para asistir al Capítulo Provincial de la Provincia de España que se celebraba en Las Caldas de Besaya, Cantabria, en la carretera de Narbona, cerca de Perpignan, un accidente automovilístico acabó con su vida, Fr. Aureliano Martínez Cantarino, el 30 de junio de 1954. Solemnes y sentidos funerales en la Basílica Virgen de Atocha, Madrid.

El Padre Aureliano Martínez nació en Fuentes de Ropel y se crio en San Esteban del Molar. La noticia de la trágica muerte del Padre General y del Padre Secretario de los Dominicos fue causa en nuestra provincia de honda consternación.

El Secretario General, Padre Aureliano Martínez Cantarino, era oriundo de Fuentes de Ropel. Allí vivió sus primeros años hasta que se trasladó con su madre, viuda a San Esteban del Molar.

Desde este pueblo se fue a cursar sus estudios eclesiásticos al Colegio de Almagro, donde pronto destaco y llego a ocupar los más importantes cargos.

Fue el Padre Martínez fundador de numerosos colegios en Andalucía y ocupo durante bastante tiempo el puesto de administrador general de la Orden. Por su cargo residía en Roma, desde donde hacia frecuentes viajes para visitar las distintas Casas de la Orden establecidas en todo el mundo. Su madre doña Trinidad, que vive en San Esteban del Molar, recibía constantemente cartas y tarjetas de su hijo de todas las partes del mundo.

La última vez que el Padre Martínez, paso, por Zamora fue los días primeros del mes de junio del año 1953, después del Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, al que asistió.

Deja escritas numerosas obras.

Todos estos detalles han sido facilitados por nuestro estimado amigo don Bernardo Salgado, maestro nacional de San Esteban del Molar y gran amigo del Padre Martínez. Testimoniamos nuestro más sentido pésame a su atribulada madre, doña Trinidad Cantarino, anciana de 73 años; a sus hermanas Argimira y Eutimia Martínez Cantarino; a sus hermanos políticos, Mauro y Lorenzo; sobrinos y demás familia, todos ellos residentes en San Esteban del Molar.

Viernes, 2 julio 1954


Notas Biográficos del R.P. Aureliano Martínez Cantarino.

Secretario General de la Orden de los Dominicos fallecido en accidente de automóvil ocurrido en Francia.

El R.P. Aureliano Martínez Cantarino nació en Fuentes de Ropel el día 15 de junio de 1907. Quedo huérfano de padre a los seis años de edad y por este tiempo ya había dado claras muestras de su privilegiada inteligencia, ocupando el primer puesto en la escuela de su pueblo natal desde los ocho años de edad.

Ingreso en el convento de los PP. Dominicos de Almagro el 21 de septiembre de 1921, realizando en los primeros años dos cursos de carrera en cada curso académico, siempre con notas de sobresaliente y numerosos premios extraordinarios.

Dijo su primera misa rezada en el oratorio del Noviciado de Almagro el día 24 de mayo de 1931 y canto su primera misa en Fuentes de Ropel el 21 de septiembre del mismo año. Por sus meritos intelectuales extraordinarios fue seleccionado para ampliar sus estudios en la Universidad Pontificia “El Angélico” de Roma, donde estuvo cuatro años, doctorándose en Teología y Psicología Experimental. De vuelta a España desempeño numerosos cargos importantes dentro de la Orden, entre ellos procurador de la provincia de Andalucía y la Mancha. Director de la Orden Tercera en Almagro, profesor de los colegios de Almagro, Salamanca y Granada, organizo los de Córdoba y Cádiz. Fue auxiliar del R.P. Barbado, O.P., famoso psicólogo y profesor de la Universidad Central, a cuya muerte se hizo cargo de la valiosa Biblioteca de Psicología del R.P. Barbado.

Al Estallar el Movimiento Nacional se encontraba en San Esteban del Molar, pueblo donde reside su madre y familia, y paso a ser censor postal para el extranjero en Sevilla.

Hace tres años el R.P. Suárez, General de la Orden, le nombró Secretario General provisional de la Orden, en compañía del cual paso visita a todos los colegios y conventos de España, llevándole más tarde a Roma como Secretario General en octubre de1952, cargo que desempeñaba en propiedad.

Con anterioridad había sido designado para ocupar una Cátedra de Psicología en la Universidad Pontificia de Salamanca, que no llego a desempeñar por impedírselo las necesidades de profesorado dentro de su Orden.

Ha escrito varios tratados de Teología. Es comentarista de la “Suma Teológica”, de Santo Tomas, que público la Biblioteca de Autores Cristianos. Tiene publicado el tratado “De Angeléis”, que le valió la felicitación del Obispo de León y otras autoridades eclesiásticas, y tenía para la imprenta el tratado “De Verbo Incarnato”.

Sábado, 3 julio 1954


S.E. el Jefe del Estado asistió, en la basílica de Atocha, a la recepción
de los restos del general de los Dominicos y del secretario de la Orden

Se ofició una misa y fue rezado un responso por las almas de las ilustres personalidades desaparecidas

Madrid, 3. - S. E. el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, ha asistido á la recepción en la basílica de Atocha de los cadáveres del maestro general de la Orden de Predicadores, padre Manuel Suárez, y de su secretario, padre Aureliano Martínez, fallecidos en accidente de automóvil en Perpignan (Francia), cuando se disponían a asistir al Capítulo de la Orden que iba a celebrarse en Caldas.

A las dos de la tarde llegaron a Madrid los restos de los dos ilustres dominicos, en sendas furgonetas, acompañados de los provinciales de las cuatro provincias españolas en que está dividida la Orden, el provincial de Toulouse y de un sobrino del padre Suárez.

Personalidades presentes en la basílica de Atocha

Fueron recibidos en la basílica por el presidente del Consejo del Reino y de las Cortes españolas, señor Bilbao; ministro de Asuntos Exteriores, señor Martín Artajo; de Justicia, señor Iturmendi; de Educación Nacional, señor Ruiz Giménez, los obispos de Córdoba, fray Albino González y Menéndez Reigada; de Bilbao, doctor Morcillo, y auxiliar de Madrid, doctor Lahiguera; rector de la Universidad Central, señor Laín Entralgo; director del Instituto de Cultura Hispánica, señor Sánchez Bella; vicepresidente de las Cortes, general Fernández Ladreda; gobernador militar, general Méndez Vigo, así como numerosos religiosos de los conventos dominicos de España, representaciones de todas las Órdenes religiosas y de la Asociación de la Orden Tercera y de la Cofradía del Rosario.


Llegada de S. E. el Jefe del Estado
Ocupé un sitial en el lado del Evangelio

Llegó a dicha basílica Su Excelencia el Jefe del Estado, acompañado por los jefes de sus Casas Militar y Civil, teniente general Franco Salgado y marqués de Huétor de Santillán. Fue recibido por el presidente de las Cortes, ministros, obispos y demás dignidades religiosas, con los cuales pasó a la basílica, donde ocupó un sitial en el lado del Evangelio. En el lado de la Epístola se situaron los obispos, dando frente al altar el presidente de las Cortes, ministros y demás personalidades.

El rector de la basílica, padre José Manuel Llagreda, ofició una misa rezada, terminada la cual el obispo doctor Lahiguera rezó un responso con arreglo al rito de la Orden. Los féretros fueron trasladados después a uno de los salones de la basílica, donde quedó instalada la capilla ardiente.

El Caudillo regresa a El Pardo

Terminados estos actos, Su Excelencia el Jefe del Estado fue despedido por los ministros y demás personalidades y abandonó la basílica camino de su residencia de El Pardo.


Infinidad de jerarquías eclesiásticas y numerosos fíeles destilaron ante los cadáveres

Madrid, 3. — Por la capilla ardiente instalada en la basílica de Atocha, donde han sido colocados los restos mortales del maestro general de la Orden de Predicadores, padre Manuel Suárez, y de su secretario, padre Aureliano Martínez han desfilado durante la tarde de hoy infinidad de jerarquías eclesiásticas y numerosos fieles, que oraron ante los cadáveres.

Los provinciales de las cuatro provincias en que está dividida la Orden en España se reunieron para ultimar los detalles del entierro, y después de una conferencia con Roma acordaron que los cadáveres estén expuestos en la basílica hasta el próximo martes, en cuya día, a las once de la mañana, se celebrará un solemne funeral, y por la tarde, los restos de los padres Suárez y Martínez serán trasladados a Caleruega (Burgos), ciudad natal de Santo Domingo, fundador de la Orden. Serán inhumados en la gran basílica que en la actualidad se construye en aquella localidad. Ha sido aplazado el entierro hasta el martes, para dar tiempo a que acudan diversas personalidades extranjeras, que han expresado su deseo de asistir al sepelio de los ilustres dominicos.


Solemnes funerales en Oviedo

Oviedo, 3. — Organizados por la Diputación Provincial se celebraron solemnes funerales en la iglesia de Santo Domingo por el eterno descanso del padre Suárez, general de los Dominicos, y su secretario, padre Martínez. Asistieron las autoridades provinciales, la Diputación en corporación, con maceros, Ayuntamiento y otras representaciones. La oración fúnebre estuvo a cargo del obispo de Amoy, también asturiano, quien trazó una semblanza del padre Suárez y la labor desarrollada en las misiones de la Orden por todos los países hispanoamericanos.


Misas de réquiem en Zaragoza,

Zaragoza, 3. — Desde la madrugada en la capilla del Colegio Mayor Universitario de los Padres Dominicos se han dicho misas de réquiem por el eterno descanso del alma del general de los Dominicos, padre Suárez y del secretario de la Orden, padre Martínez. Sobre las nueve se puso en marcha la comitiva fúnebre hacia Madrid, en la que figuran los provinciales de España, Aragón, Filipinas y América.


Posibilidad de que la incierta luz fuera causa del accidente

Madrid, 3. — No cree que el sueño fuera la causa del accidente que padeció el Padre Suárez, su sobrino, según las declaraciones que publica «Informaciones». Habla de la capacidad de resistencia física y las excelentes cualidades de conductor que tenía el eximio finado. Tampoco fue la rotura de la dirección la causa, ya que la rotura se produjo por el tronco del árbol incrustado materialmente en el coche. Tampoco el exceso de velocidad, pues era un experto conductor que había recorrido muchos kilómetros y no sobrepasaba una velocidad media de 80-90 kilómetros.

Admite la hipótesis de la incierta luz de la hora del accidente, las 4’25, hora en la que las luces del faro no alumbra ya, ni la luz cenital es suficiente, o un instantáneo desvanecimiento.

La Vanguardia, domingo 4 de julio de 1954