Silencio Blanco

Sonidos olvidados de Semana Santa
Matracas y Carracas

El pueblo judío ya las utilizaba durante la fiesta del Purim, fiesta sefardí que se celebra el día 14 de Adar, es decir, entre el mes de febrero y marzo del calendario cristiano. La celebración tiene que ver con la historia bíblica del libro de Ester, quien salvo al pueblo judío de la masacre que Aman había planeado para ellos.

Para Purim se preparan dulces especiales, llamados "Orejas de Aman". Los varones están autorizados a tomar vino hasta el nivel de "confundir los nombres de Aman y Mordejai".

La historia de Ester se lee enteramente en la sinagoga el día indicado y cada vez que se nombra el nombre de Aman, todos los presentes participan haciendo sonar carracas y matracas.

Esta celebración sefardí es muy parecida a la que con el pueblo cristiano celebra las Tinieblas en Semana Santa.

Costumbre desde la época medieval, en el siglo VIII, la iglesia implanta en la cristiandad el ceremonial de las Tinieblas para recordar la muerte de Cristo, este ruido evoca la confusión sideral en el momento de la muerte, el recuerdo del temblor de tierra, documentado en los evangelios, resquebrajado de rocas y apertura de sepulcros, aquel momento en que se desató una tormenta y se rasgó el velo del Templo.

En otras épocas, en algunas torres y espadañas de las iglesias, unos artilugios de madera, las matracas compuestas sustituían a las campanas durante la Semana Santa en su lenguaje de horas y avisos para los oficios religiosos. En los conventos llamaban a maitines, carracas y matracas ocupaban el lugar de las campanas dentro de esta celebración religiosa.

Comenzaba la celebración con el encendido del Tenebrario, candelabro triangular de quince velas, siete en cada lado y una en el vértice. Llegado el momento, se procede al apagado de velas, por orden alterno, de derecha a izquierda y de abajo a arriba hasta llegar a la vela María, que representa a Cristo, la luz del mundo. Terminado el rezo, esta vela, siempre encendida, se oculta detrás del altar. Es ahora, con el templo a oscuras, en el recogimiento propio de la Pasión, en la celebración Oficio de Tinieblas cuando los feligreses, hacen un poco de ruido haciendo sonar repentina y estruendosamente matracas y carracas.

Ahí, las carracas y matracas crujían y rugían entre el gran alboroto de los asistentes. Cuando más se divertían los niños, al apagar el ultimo cirio los fieles infantiles hacían sonar la carraca siempre un poco después de la nuestra y con tanto brío y entusiasmo que la persona mayor, próxima o acompañante, había que detener, sujetarles el brazo e interrumpir el estruendoso sonido.

Ya señalaba Tirso de Molina, en el s. XVI, la matraca hace un son desapacible para los que despiertan y lo conocen y espantoso para los que coge desapercibidos.

Otro símbolo asociado dicen, para asustar a Judas Iscariote y recordarle su vil pecado. Pero uno de los más importantes por el cual todos gritaban y hacían ruido era para soltar la tensión acumulada durante la Semana Santa.

Algunos de los párrocos en España decidieron eliminar esa costumbre, pues tras esa ruidosa oscuridad se cometerían también bromas y excesos de todo tipo, destrozando a veces bancos y confesionarios.

Todavía hoy, es costumbre que las campanas de la Iglesia enmudezcan en los días de la Pasión.

En contrapartida las campanas y campanillas se identifican, con la luz y el cielo. Las campanas representarían a Prelados y Apóstoles, quienes enmudecieron y desaparecieron en los días de la Pasión de Cristo. Es por esto, que debían desaparecer, las campanas, y sólo hablar los leños, en recuerdo de la cruz.

Por esa razón, en la España medieval cristiana las matracas y carracas marcaban el paso en las procesiones en señal de luto, en los días fúnebres de la Semana Santa como sustituto de las campanas.

Tres días dura el silencio de las campanas, campanillas y cascabeles que durante el resto del año sacristanes y monaguillos hacen sonar en la misa. En los oficios de Semana Santa desde el “Gloria” de Jueves Santo, hasta el del Sábado Santo, que se abandonaba la carraca al entonar el “Gloria Excelsis”, y se organizaba al final otro concierto pero ya con campanas, campanillas y cascabeles.

Aparte de celebraciones religiosas, formaron y forman parte de fiestas populares, aguinaldos, cencerradas, rondas, y sobre todo del carnaval.

Desaparecido el Oficio de Tinieblas, estos instrumentos perdieron su utilidad. Posteriormente se conservó la costumbre de usar una carraca en el momento de la consagración, al alzar a Dios. Pero, la participación de los fieles desapareció y con ella el instrumento.

Desaparecida su utilidad, pasaron a ser algo puramente testimonial, anacrónico y se ignoró el significado. Se convirtieron en juguete. Como tal lo conocimos los que hoy rozamos los cincuenta. La aparición del plástico estandarizó el mecanismo artesanal de las carracas, no así las matracas. Su publicidad conservó el objeto pero cambiando la utilidad. Actualmente todos conocemos el instrumento, pero muchos desconocen su nombre, función y tradición.

Nadie acaba de discernir si la turbamulta sonora de las Tinieblas semanasanteras es música o es ruido. Pero está claro que desde tiempos inmemoriales hay una serie de instrumentos que sirven para poner banda sonora a una noche en la que, desde la visión religiosa, no está permitido hacer soñar los metales, por lo tanto todos estos elementos están fabricados de madera.

Sonidos olvidados que regresan con fuerza. Instrumentos populares que paulatinamente van quedando en el olvido y que ahora resucitan. Viejos oficios artesanos que reviven en las manos de artesanos leoneses.

Una muestra de folklore, de recuperación de la memoria popular.

Al Cristo Dormido
¡¡Calla!! Mi Cristo yacente no sabe que va muerto
y un golpe de corneta lo despierta.
Camina lento, sudoroso, rasgando el aire
y abriendo en su mirada una estela de luz y de esperanza.
Aquí no se detiene el Cristo para escuchar la saeta,
aquí sólo el cielo clama en el silencio.
Pies descalzos, cirios encendidos,
tu Cruz y la mía van juntas calle abajo.
Su madre, la Vera Cruz, lo acompaña en platerías,
marchan los dos entre cascadas de murmullos,
y mis ojos se pasman de tanta belleza.
El ritmo de los tambores conectan con los latidos de mi corazón
y siento una paz infinita.
Ancha, rancia y sobria es mi Castilla
serena y dolorida camina erguida y enlutada,
sintiendo en Santa Cruz el momento esplendoroso del encuentro
y mi cristo yacente vuelve a su urna de plata a conectar sus sueños con los míos,
y a dormitar hasta la madrugada.


También te pueden interesar:

Silencio Blanco mp3

Sonidos olvidados de Semana Santa
Las Campanas

Para muchos el campanario de la iglesia parroquial es la principal referencia de su pueblo. Referencia gozosa cuando se llega, y referencia nostálgica en la partida. Y las campanas son, el arte de la fundición de estos artilugios sonoros, una parte sustancial de nuestra memoria.


Es a partir del siglo V cuando las campanas empiezan a instalarse en los templos cristianos, ya fuera en pequeñas espadañas o en los propios muros. Tradicionalmente, se atribuye a San Paulino de Nola (+431), aunque no gozará del respaldo oficial de la Iglesia hasta el año 604, momento de la aprobación del Papa Sabiniano, quien ordena que se toquen las campanas para que los fieles sepan cuando se cantan en el templo las horas canónicas. Precisamente la ciudad de Nola era la capital de la Campania, región que se tiene como la primera en conocer grandes campanas en lo alto de las iglesias; de aquí se deduce, no sólo la propia denominación de “campana”, sino también la de “nolas” o “nolanas”, que en textos medievales aluden a las pequeñas campanas de coro.

Los materiales que se emplean en el proceso de fundición de las campanas no han variado apenas con el paso de los siglos. De hecho, en el tratado de 1773, aparecen en el Espectáculo de la Naturaleza:


“1º La tierra más pegajosa es siempre la mejor, y se debe cuidar mucho cribarla bien, para quitar todas las piedrecitas, y quanto pueda causar grietas, ó desigualdades en la superficie del molde.
2º El ladrillo sólo sirve para el macho de la campana, y para el horno.
3º Estiércol de caballo, borra, y cáñamo, mezclados con la tierra para evitar las grietas, y para comunicarle mas fuerte unión a la argamasa.
4º La cera, que sirve para formar inscripciones, armas, y otras figuras.
5º Sebo, que se mezcla en igual cantidad con la cera, y de los dos se compone una mas manejable, como una pasta blanda, por medio del fuego, y para poner una leve capa de esta masa sobre la lámina, antes de aplicar las letras.
6º Carbón, este sólo sirve para cocer, y secar el molde”.

Pervivencia de una tradición

Documento redactado por un cronista anónimo pero, evidentemente, buen conocedor del evento. Trata de la fundición de una campana en un pueblo de Soria:


“Aquel año o al siguiente, como había una campana rota la hicieron nueva en este mismo pueblo, en la majada que está junto al teléfono. Se fundieron cinco a la vez: una de Almarza, otra de las Cuevas, otra de Abión, otra de Serón y la nuestra. Los campaneros cuando los chicos salíamos de la escuela nos mandaban a coger moñigos, el excremento de las caballerías, y si no íbamos no nos dejaban ver: les traíamos a montones. Algunas veces nos daban alguna perra; más a los mayores que a los pequeños. Los moñigos les eran muy útiles.

Los desmenuzaban bien y los echaban al barro para hacer el molde de las campanas, para que no se les agrietara, pues tenían que hacer el barro muy amasado y muy fino, y el ciemo de los moñigos, bien desmenuzado, lo revolvían junto con el barro, así no se les agrietaba el molde... Para fundir hicieron dos hornos uno junto al otro. Uno para quemar la leña y el otro para derretir el metal... como era una cosa poco frecuente venía mucha gente a verlo, y el campanero, de los tres que había, el mayor, que estaba en camisa (pues hacía mucho calor debido al fuego) se la quitó y luego dijo en voz alta: “Se va a dar principio a escudillar el metal, récenle una Salve a la Virgen de los Dolores”. Entonces todo el mundo rezó la Salve a la Virgen y luego el campanero se santiguó tres veces y con un palo largo rompió el agujero de abajo y salía el metal echo caldo... Como yo estaba herniado, después de escudillar el metal, del vapor que dejaba el metal, lo aprovecharon así: Nos cogieron a otros chicos y a mí, nos bajaron los pantalones y nos tuvieron encima del humo o vapor que salía haciéndonos como cruces; luego nos taparon bien con una manta de Palencia y nos llevaron a nuestros padres a nuestras casas; después vinieron ellos y nos prepararon un ungüento con unos polvos colorados e incienso molido y mezclado con aguardiente me lo colocaron bien sobre la hernia. Aquello se quedó más duro que una tabla, y mientras no se ahuecó no me lo quité. La hernia se me curó, pero a los cuarenta y dos se me reprodujo”.

Este testimonio recrea con pinceladas certeras el ambiente del pueblo ante un ritual que sucede en raras ocasiones y que acaba siendo todo un espectáculo. Por partida doble, por un lado atrae a gentes de todos los pueblos y, además, porque se van a fundir campanas de más de un pueblo.

Benito Lucas en 1888, natural Valdegeña:


“Fué un acontecimiento y mucho trabajo el hacer la campana nueva; mi padre me lo detalló, los campaneros eran del pueblo de Trébago, como dos o tres hermanos que se dedicaban a eso: hicieron un orno de arcilla en un pajarcillo que aun existe y en un corral delante los moldes para dos campanas y un campanillo, una de ellas y el campanillo fueron para el pueblo de Jaray o Cordejón, lo cierto es que quemaron muchas estepas y ramaje de encina, todo el pueblo con caballerías durante días trayendo las leñas del monte y no les daban suficiente a los campaneros a quemarlas, el metal era de otra campana mas pequeña que rompieron a golpes con los martillos de la fragua, agregaron mas hierro y muchos almireces de bronce que les pidieron todas las casas, aportaron almireces y algún objeto de bronce para la ornada, llego el día de abrir y bacear en los moldes y por canales hechos de arcilla corría el metal como si fuera agua colorada, que el campanero jefe con un puntero de hierro cuidaba que no se ostruyeran los canales y que se dolía porque le saltaban chispas pero que otros se las apagaba pues él no se las podía apagar por no distraer su atención en lo que hacía, el líquido tenía que ser hervido para que no saliesen fallos y tener que fundir otra vez, Hermanos Meneses me fundieron, en letras mayúsculas y con la forma y algo mas pusieron en la campana, el nombre del cura y creo del alcalde, (puede comprobarse)”

Las Campanas de San Esteban por patronazgo y advocación particular

Casi la totalidad de las campanas presentan en sus inscripciones el nombre de un Cristo, Virgen o Santo al que están dedicadas, en San Esteban del Molar las advocaciones que encontramos, una particular al Señor presenta una inscripción al “Bendito Cristo de la Misericordia” fundida el año 1947 y con el detalle de un crucifijo; otra con advocaciones generales de la Virgen dedicada a “Nuestra Sra. de las Candelas" fundida en 1913.

Villabrágima
1785
Cotanes
1777
Villalobos
1714
San Esteban
1947

Tres tipos de cruces de calvario con diferentes moldes Villabrágima (Valladolid) 1785, Cotanes (Zamora) 1777 y Villalobos (Zamora) 1714 y un crucifijo en una campana de 1947 en San Esteban del Molar.

Los toques y repiques

El sonido de las campanas siempre ha sido admirado. Son muchas las leyendas que corren por los pueblos en las que las campanas parecen dotadas de vida propia, lanzando sus notas al aire sin que nadie las toque. Las hay que tañían solas en ocasiones determinadas anunciando desgracias, conmemorando triunfos...


Una de las formas de tañido más usuales es el volteo, que casi siempre es toque de fiesta. Para ejecutarlo se requiere la concurrencia de varias personas si la campana fuese grande, preferiblemente mozos fuertes, de manera que colocando la campana boca arriba con un fuerte impulso se la haga girar sobre sí misma. Costumbre renombrada en los pueblos “cortar el aire” a la campana, esto es, hacerla enmudecer; haciéndola girar tan deprisa que el badajo quedaba pegado a uno de los bordes durante el giro.

El repique, toque de gloria, propio de grandes fiestas, se hace pulsando dos o más campanas con las cuerdas. Los buenos campaneros y sacristanes logran complicados ritmos y melodías. Cuando se prefieren sonidos más simples y efectivos los toques de campanas se efectúan desde el piso bajo la torre con una cuerda que llega hasta hasta el badajo de la campana; este toque es de bandeo, la campana con su correspondiente badajo no voltea sino que origina un movimiento oscilante amplio como para que el badajo choque contra el borde de la campana de forma acompasada; es el toque de difuntos, aunque lo más común era que se tocasen desde la torre.

Hubo tiempos en que sólo el sol y el tañido de las campanas servían como referencia del paso del tiempo para los hombres del campo, desde los campanarios se avisaba, para las alegrías y las tristezas; se marcaba el tiempo, se convocaba a los fieles. Patente en algunos ejemplares donde aparecen impresos los siguientes versos: “Laudo Deum verum, plebem voco, congrego clerum, defunctos ploro, nimbum fugo, festas decoro” “yo alabo al Dios Verdadero, llamo al pueblo, reúno al clero, lloro a los difuntos, ahuyento las nubes tempestuosas, doy lustre a las fiestas”.


Aparecen estrofas con ritmo de repique y que dicen: “Funera plango, fulmina frango, sabbata pango, excito lentos, dispo ventos, paco cruentos” “Plaño en las exequias, quebranto los rayos, celebro con cantos los sábados, excito a los perezosos, disipo las tempestades, apaciguo las disputas cruentas”.

Con las campanas se anunciaban los oficios, las horas, las vísperas, el Angelus marcaba el mediodía, el Avemaría, al alba, antes de la misa aún se tocan “primeras”, “segundas” y “terceras”; se volteaban acompasadamente durante las procesiones; se tocaba “a clamores” durante toda la noche de ánimas. El lenguaje de las campanas es extraordinariamente variado: “Nada, salvo el hombre, tiene tantos verbos a su disposición como tienen las campanas. Hablamos de doblar, de tañir, de voltear, de sonar, de repicar.”

La campana anuncia la muerte. Cuando doblaban por los difuntos no lo hacían siempre de la misma manera; aún es costumbre en muchos pueblos dar tres toques para el hombre y dos para la mujer.

Las campanas suenan diferentes cuando anuncian la muerte de un niño. Ramón J. Sender en su libro Requiem por un campesino español recuerda que "si era niño, las campanas –una en tono más alto que la otra– decía: no es nena, que es nen, no es nena que es nen. Si era niña cambiaban un poco y decían: no es nen, que es nena”.

Las campanas tocan a “nublo” o “tentenublo”, y el pueblo ha puesto letra a sus sones. Dicen las gentes que cuando suenan para disipar una tormenta amenazan “tente nube, tente tú, que Dios puede, mas que tú”. Para alejar las tormentas de granizo el toque iba acompañado de rezos a Santa Bárbara y letanías tales como "Si lluvia traes ven para acá, si piedra, vete para allá".


Toque, que sólo los muy diestros son capaces de interpretar, como reconocen algunos campaneros duchos en el oficio. El toque de las campanas para conjurar las tormentas no es, como muchos piensan, fruto de la superstición del pueblo. La iglesia lo admitió y fomentó; en el sínodo orensano celebrado por el obispo Manrique de Lara, el 12 de abril de 1543, se manda: “Quando los sacerdotes vieren el tiempo rebuelto y se temiere tempestad o tormenta de aguas o piedra o ayres, hagan tañer a nublo en todas las yglesias todas las campanas, y vestidos con sus sobre pellices y estolas y estando en la iglesia rezen con mucha devocion aquellas cosas que en el manual les mandamos poner, por ser aprobadas, y las otras cosas que la sancta madre yglesia tiene para esto apropiadas."

Por las campanas se regían los trabajadores del campo, se tocaba al vaquero para soltar y recoger el ganado, etc. Hay un testimonio del siglo XVI que refleja lo sucedido hasta casi nuestros días; en Medina del Campo se regulaba la ida y vuelta de los jornaleros al campo por la campana del concejo, institución que ordena "que desde el once de febrero, el sacristán de San Miguel taña desde las siete y media hasta las ocho, hasta abril, y desde abril hasta noviembre desde las seis y media hasta las siete”.

Toque especial el que se daba con la campana denominada “La Queda”, en la actualidad la más famosa es la de Villalpando. Su nombre se debe a que con ella se hacía la señal para retirarse a los hogares; sonaba “desde la Cruz de mayo hasta la Cruz de septiembre a las diez de la noche y el resto del año a las nueve de la noche”.


En Semana Santa enmudecían las campanas, su sonido era sustituido por las matracas de madera, que en las catedrales y otras iglesias importantes estaban colocadas en las torres, y en los pueblos más pequeños eran sustituidas por grandes carracas.

El paso de los años, o más bien de los siglos, ha ido mellando nuestros campanarios. No son pocos los que en alguna de sus oquedades lucen la ausencia de campanas. Pero, por fortuna, son más las que perduran en un permanente desafío al tiempo, a su paso y a sus inclemencias.

Por último, sirva el conocimiento del legado de nuestros antepasados y como protagonistas del presente, conocer la importancia que han tenido las campanas a lo largo de varias centurias, cuando llevar un reloj de bolsillo era un privilegio solo al alcance de los más pudientes, que generaciones futuras sepan conservar y defender nuestro patrimonio.

La cada vez más extendida electrificación de las campanas, bien mediante cadenas que las hacen girar o bien mediante martillos exteriores que golpean el exterior del bronce, sistemas sin duda más cómodos, han acabado en muchos casos con los toques tradicionales efectuados por sacristanes y campaneros.

“En la Semana Santa castellana no tienen sitio la
algarabía y la estridencia; y el espectáculo, el arte
y el adorno ocupan en ella un lugar secundario. Lo
importante de la Semana Santa vallisoletana es el
silencio; un silencio espeso, sombrío y doliente que
encubre y arropa una honda emoción popular.”

“El ambiente es lo más digno de admirarse de
nuestra Semana Santa. Todo se desliza en una
penumbra que amansa los nervios, mientras que
por encima de las cabezas sopla una racha de
trágica paz. Es silencio, recogimiento, conciencia
íntima y dolorosa del Gran Sacrificio.”

Miguel Delibes Setién | 1920–2012

Semana Santa de Valladolid. Declarada de Interés Turístico Internacional


También te pueden interesar:

Informe socioeconómico municipal de San Esteban del Molar 2011


Localización y demografía.
El municipio de San Esteban del Molar, perteneciente a la zona de actuación de Campos-Pan-Lampreana y situado en la provincia de Zamora, está constituido por una única localidad. El término municipal se encuentra a una altitud de 738 metros, siendo la distancia que separa el término municipal de la capital de 63 km. La población del término municipal en el año 2.010 ascendía a 151 personas, siendo la superficie municipal de 25,03 km2, lo que nos arroja una densidad poblacional en dicho año de 6,03 hab/km2.
La población ha seguido una evolución descendente en los últimos 11 años, pasando de 185 habitantes censados en 1.999, a los anteriormente mencionados 151 habitantes censados en enero de 2010, lo que implica una pérdida de 34 personas, que supone un 18,38% menos población que 11 años atrás.
Durante el año 2.008 no ha habido ningún nacimiento en el término municipal, mientras fallecieron en el año 3 personas, por lo que el movimiento natural de la población del municipio fue negativo en 3 personas.
Entre 1999 y 2008, el término municipal ha tenido una media de nacimientos de 0,2 que como podemos apreciar al compararlos con la media de defunciones del mismo, que alcanza 2,4 personas de media, nos arroja una pérdida media de población en el término municipal que asciende a 2,2 personas.
La población mayor de 65 años supone un 38,41% del total, lo que nos indica un elevado porcentaje de envejecimiento del municipio. La población entre 35 y 54 años era de 62 personas en el municipio, de los cuales 40 son hombres y 22 mujeres; lo cual nos indica que el porcentaje de masculinidad en las edades centrales es del 64,52%, dato que podemos considerar como un indicador evidente del desequilibrio entre hombres y mujeres en el municipio en éstas edades.


Inmigración.
Según datos del Padrón de 2010 en el municipio había inscritos 11 inmigrantes, que suponen el 7,28% de la población que habitaba en el término municipal.


Sectores Económicos.
Agricultura y Ganadería.
En el municipio había en el año 1.999, fecha del último Censo Agrario, un total de 54 explotaciones agrícolas, de las cuales 7 eran menores de 10 hectáreas, lo que indica que el 12,96% de las explotaciones se encuentran en minifundio.
Entre 10 y 50 hectáreas había un total de 27 explotaciones, que suponían el 50% del total, siendo el número de explotaciones mayores de 50 hectáreas de 20, que suponían el 37,03% sobre el total de las mismas.
Datos proporcionados por Estadística de la Junta de Castilla y León nos indican que en el año 2.006 estaban aprovechadas en el término municipal un total de 2323,5 hectáreas, de las cuales 2303,49 (el 99,14%) están aprovechadas en secano, mientras que las tierras en regadío son una mera anécdota, pues no alcanzan ni el 1% de las tierras aprovechadas en el término municipal. En el mencionado año, había censadas 16 explotaciones en secano y 4 en regadío.
A partir de datos obtenidos de las tres principales cabañas ganaderas en el término municipal durante el año 2.006 (vacuno, ovino y porcino), se han estimado (La estimación se realizó en base a los siguientes coeficientes: Vacas de ordeño x 1; Vacuno de carne y de cebo x 0,6; Ovino y caprino x 0,15; Cerdos de recría x 0,5 y Porcino de cebo x 0,3.) las Unidades Ganaderas que corresponderían al mismo, en un intento de reflejar lo mejor posible la actual situación ganadera del término municipal.
En el mencionado año, se estimaron en el término municipal un total de 912,95 U.G. siendo la principal cabaña del municipio la ovina con 591,15 U.G. que suponen el 64,75% sobre el total, que se encontraban en 8 explotaciones.
La segunda cabaña en importancia en el municipio la constituye la vacuna, que con 183,4 U.G. estimadas supone el 20,09% del total, que se reparten en 4 explotaciones.
Información del Catastro.
Datos del Catastro Inmobiliario Urbano20082009
Nº Parcelas Edificadas255255
Nº Parcelas edificadas 0 - 100 m234231
% Parcelas edificadas 0 - 100m91,41%90,59%
Nº Parcelas edificadas 100 - 1.000 m1920
% Parcelas edificadas 100 - 1.000 m7,42%7,84%
N º Parcelas edificadas de mas de 1.000 m34
% Parcelas edificadas mayores de 1.000 m1,17%1,57%
Parcelas sin edificar2830
Nº Parcelas sin edificar 0 -100m2830
% Parcelas sin edificar 0 - 100 m100,00%100,00%
Nº Parcelas sin edificar 100 - 1000 m00
% Parcelas sin edificar 100 - 1000 m0,00%0,00%
Nº Parcelas sin edificar mayores de 1.000 m00
% Parcelas sin edificar mayores 1.000 m0,00%0,00%
(Datos obtenidos de la Dirección General del Catastro)

Las 30 parcelas vacantes del municipio tienen una superficie total que asciende a 610,00 metros, lo que nos arroja un tamaño medio de la parcela de 20,33 metros.
Como podemos apreciar en la Tabla anterior, la totalidad de las parcelas vacantes del municipio son menores de 100 metros, lo que nos indica que las parcelas disponibles en el mismo son de escaso tamaño.
Datos del Catastro Inmobiliario Rústico de 2009
En el municipio el año de la última renovación del Catastro inmobiliario rústico fue el 2001, en dicho año la superficie en hectáreas ascendía a 2517,01 que se agrupaban en 794 parcelas, cuyo valor catastral era de 353.730,00 €, lo que sitúa el valor catastral medio por hectárea en el municipio en 140,54 €.


Industria y Servicios.
Según datos del Censo Comercial de 2009 el número de actividades económicas que estaban censadas en el municipio durante el año ascendía a un total de 22 actividades que se encuentran distribuidas en los Grandes Epígrafes que se relacionan en la Tabla que, a modo de resumen, se muestra a continuación.

TABLA RESUMEN DE LAS ACTIVIDADES EN EL MUNICIPIO
Agrupación Gran Sector del I.A.E. Nº Activ 2008Nº Activ 2009
Energía y Agua 000,00%
Extracción y transformación de Minerales no energéticos000,00%
Industrias transformadoras de Metales3313,64%
Otras Industrias Manufactureras 000,00%
Construcción 229,09%
Comercio, Restauración y Hospedaje141568,18%
Transporte y comunicaciones 000,00%
Instituciones Financieras, Seguros, Servicios a Empresas 114,55%
Otros Servicios 014,55%
(Tabla de elaboración propia a partir de datos del Censo Comercial de 2009)

En el municipio las actividades de comercio, restauración y hospedaje suponen más del 50% de las actividades censadas, porcentaje superior al provincial que se situaba en el 43,58% y que nos indica la importancia de las actividades comerciales en el término municipal.
Mercado por Sectores de Gasto.
Tomando como base el gasto medio por persona y grupos de gasto de la Encuesta de Presupuestos Familiares con base en 2006 y actualizada con datos de 2008, se ha efectuado una minoración en el gasto medio considerado por tamaño de municipio de residencia y se ha reducido al 87,62% de los gastos medios de la media de España para ajustarlo a la realidad de la provincia de Zamora.
En base a los cálculos anteriores, estimamos el gasto medio por persona en el municipio en 9.081,74 € por contar el municipio con una población inferior a 10.000 habitantes. Las estimaciones que siguen se han realizado en base a la población censada en el municipio y el gasto medio por persona calculado anteriormente.

SECTORES:MERCADO
Alimentación y bebidas no alcohólicas:280.439,59 €
Bebidas alcohólicas y tabaco:34.420,70 €
Vestido y calzado:122.872,31 €
Vivienda (alquiler, conservación, otros):162.229,85 €
Menaje:97.639,60 €
Medicina:39.357,54 €
Transporte:194.593,53 €
Comunicaciones:55.402,25 €
Ocio y Cultura:92.702,77 €
Enseñanza:15.359,04 €
Hoteles, cafés y restaurantes:160.721,37 €
Otros (Servicios sociales y Financieros, Seguros...):115.604,19 €
Gasto exógeno (turismo y transitos):31.016,36 €

El Cuadro resumen anterior muestra el mercado estimado por sectores de gasto del municipio que nos indica un volumen de mercado de 1.402.359,10 €, que supone el 0,07% del mercado provincial total que calculamos en 1.936,9 millones de euros en 2009. La distribución por grupos de gasto en el municipio se ha elaborado siguiendo la ponderación del IPC para Castilla y León publicada por el INE y el gasto medio anteriormente referido, lo que nos indica el consumo potencial endógeno, al cual se añade una estimación del consumo potencial exógeno (turismo y tránsitos).


Empleo.
En el mes de diciembre del año 2.010 el número de desempleados ascendía a 4 personas.
En el municipio no había inscritos desempleados menores de 25 años, en la fecha había 2 mujeres desempleadas, que suponen una tasa específica de desempleo del 0% de las mujeres entre 25 y 64 años del municipio, mientras había inscritos 2 demandantes varones mayores de 25 años.



Fuente Agente de Desarrollo de Campos-Pan-Lampreana.
Datos Generales de la Zona de Actuación:

Los Agentes de Desarrollo de SODEZA asesoran y colaboran con los emprendedores de la provincia en la puesta en marcha de sus proyectos empresariales.

La zona de actuación de Campos-Pan-Lampreana la componen 44 municipios que agrupan 48 localidades que abarcan 1.424,68 km2, que suponen el 13,49% del territorio provincial. La población que habitaba la zona en 2010 ascendía a 15.732 personas, lo que nos arroja una densidad de población de 11,04 hab/km2.

Las Funciones de los Agentes de Empleo son:
  • Apoyar proyectos empresariales de promoción económica local e iniciativas innovadoras en sus zonas. (Polígonos Industriales y Vivero de Empresas).
  • Identificar nuevas actividades económicas y posibles emprendedores.

    Estimular potenciales oportunidades de creación de actividad entre promotores, emprendedores e instituciones.

  • Acompañamiento técnico en la iniciación de proyectos empresariales, asesorando e informando sobre la viabilidad técnica, económica y financiera de los mismos.
  • Apoyo a los promotores en las primeras etapas de constitución de la empresa a través de un acompañamiento técnico de consultoría en gestión empresarial y en formación.

Agente de Empleo y Desarrollo: María Isabel Pelaz Hernández
Teléfono de contacto: 680 480 514
Correo electrónico: isabelpelaz@sodeza.es

  • OFICINA DE VILLALPANDO:
    Calle Altasangre s/n (Antiguo Instituto Miguel de Cervantes)
    Código Postal: 49.630 (Villalpando)